El gobierno espera recibir mañana una respuesta para concretar una reunión en breve entre la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su colega de Brasil, Fernando Pimentel, bajo la condición de que los brasileños levanten las trabas que afectan el ingreso de automóviles y autopartes argentinos.
«Nuestro país va a negociar siempre y cuando las restricciones sean levantadas. Es un episodio más sobre las relaciones comerciales. No tenemos que dramatizar», aseguró hoy la ministra de Industria.
Giorgi respondió el viernes a la invitación formulada por Pimentel de realizar un encuentro en Brasilia en busca de solucionar el nuevo conflicto comercial bilateral pero bajo la condición de que, primero, el gobierno de Dilma Rousseff levante la aplicación de restricciones al ingreso de vehículos argentinos a ese país.
Como respuesta a las barreras argentinas a la importación, el gobierno brasileño impuso licencias no automáticas para el ingreso de autos, repuestos y neumáticos.
Pimentel pidió «48 horas» para dar una respuesta sobre si Brasil acepta o no las condiciones planteadas por el gobierno argentino, cuestión que se espera que se produzca mañana.
El funcionario brasileño negó que las restricciones a la importación de automóviles sean una represalia contra Argentina, en una columna publicada por el diario O Estado de Sao Paulo.
En ese sentido, ratificó que era «innegable que el sector privado brasileño viene enfrentando una serie de dificultades para la exportación de productos al país vecino».
«Fueron incluidas en licenciamiento no automático las importantes de vehículos de todo el mundo. No procede, por lo tanto, interpretarla como una represalia de Brasil a Argentina», argumentó Pimentel en su escrito.
Según publica hoy la prensa de Brasil, el gobierno de ese país solo levantaría las barreras a las importaciones de autos después de que Argentina revise las restricciones, a través de licencias no automáticas que afectan a productos brasileños que permanecen parados en la frontera desde hace 120 días, aunque destaca que los funcionarios están abiertos al diálogo.
A su vez, el ministro de Economía, Amado Boudou, confió que el conflicto «se va a resolver».
La situación de tirantez se produjo la semana pasada, luego de que Pimentel emplazara a Giorgi a levantar trabas argentinas contra productos de su país, al tiempo que Brasil dispuso la aplicación de licencias no automáticas para las importaciones de vehículos.
Por esa medida, más de dos mil vehículos argentinos se encuentran retenidos en la frontera con el Brasil, según estimaciones del sector empresario.