El entrenador de River, Diego Simeone, no modificará su planteo ofensivo y su intención de llegar al resultado apostando por el buen juego porque, más allá de que renueve los esquemas tácticos y cambie los nombres propios.
Perder un superclásico ante Boca siempre es doloroso para los hinchas, los jugadores y los dirigentes de River, ya sea por partidos oficiales o por el torneo de verano, como sucedió este sábado, en la ciudad de Mar del Plata.
Y después de que se pierde ante Boca comienzan a sobrevolar los fantasmas, aparecen las dudas y todo lo que era ilusión se transforma en pesimismo.
Eso se agrava en los tiempos actuales por el pasado inmediato de River, que viene castigado por los malos resultados, que provocaron que en los últimos dos años no sepa que es dar una vuelta olímpica, algo que podría ser normal para cualquier otra institución, pero no para la de Núñez.
«Siempre vamos a apostar por el buen juego, porque jugando bien es la manera más fácil que hay para ganar», repitió más de una vez Simeone durante la pretemporada en la ciudad de Mar del Plata.
También el técnico había adelantado que para los partidos posteriores al superclásico iba a cambiar el esquema táctico, algo que ensayaría más allá de una victoria o una derrota ante Boca.
Es que las voces contra la propuesta ofensiva de Simeone pasaron de ser palabras de alabanza, como audacia, a transformarse en ingenuidad o en falta de marca en el mediocampo.
Simeone tiene más claro que nadie, por su trayectoria como jugador y su por ahora corto paso como entrenador, que los adjetivos calificativos para los planteos tácticos de los técnicos dependen de los resultados.
No importa si se arriesga más o menos. Pocos observan si se apuesta por el buen juego. El resultado convalido todo, muchas veces hasta la trampa, sino recordar lo sucedido en el mundial de Italia, en 1990, cuando todavía se cuenta con gracia que se le dio agua en mal estado al brasileño Branco.
Pero en su círculo íntimo Simeone dejó bien claro que no bajará sus banderas, que mantendrá su idea de juego y sus intenciones de ataque.
Por ejemplo, en el partido de este martes ante San Lorenzo el técnico pasará a defender con cuatro, pondrá en cancha otra línea de cuatro y dos delanteros de área.
Claro, que los volantes bien abiertos serán Mauro Rosales, por derecha, y Ariel Ortega o Diego Buonanotte, por izquierda, algo similar a lo que hacía en Estudiantes con José Sosa, por ejemplo.
El futuro de Simeone dependerá de los resultados, algo a lo que nadie puede escapar, pero cada uno elije como ganar, por ende, como perder.
Y Simeone eligió. Y la gente de River, más allá de su dolor superclásico, también «compró» esa idea, porque es la misma que llevó al conjunto de Núñez a ser el equipo con más campeonatos ganados en la historia del fútbol argentino.
Fuente: Carlos Juvenal – Telam