Quizás fue una muestra que pocos supieron ver: el año 2016 comenzaba con el portazo del titular de uno de los ministerios más sensibles, por el momento que atravesaba el país y la provincia. Daniel Rivarola, ex dirigente del Centro de Empleados de Comercio (luego volvería al CEC), dejaba el Ministerio de Trabajo el 19 de enero, a un mes de asumir, por disentir con la gobernadora Rosana Bertone respecto a la cesantía de más de 300 trabajadores estatales.
Los cortocircuitos, a futuro, serían materia corriente en el ambiente político. Desde concejales que llegaron al poder juntos y que se mostrarían divididos desde un comienzo, como en el caso de los parlamentarios del Frente Para la Victoria (Mora y Duré) y el Partido Verde (Von der Thusen y Colazo), hasta gremialistas que compartían apenas días atrás métodos de protesta y que acabarían insultándose fuera de una reunión paritaria para ver “quién trabajaba más por los derechos del pueblo”.
La salida de uno de estos violentos de la escena pública hizo suponer que el camino del diálogo podría volver a primar en Tierra del Fuego. En una decisión festejada por muchos y “apelada” por pocos (unos pocos docentes), el Gobierno decidió expulsar de la administración pública a Horacio Catena, talón de Aquiles de la gestión de Fabiana Ríos y condenado por los hechos violentos en torno a la toma de la Casa de Gobierno, en mayo de 2013. Sin embargo, nada cambiaría en la escena pública.
Trabajadores contra trabajadores
El hecho más lamentable, sin dudas, sería el acaecido en abril, en las adyacencias a la planta de combustibles Orión, en la capital provincial, donde en medio de un conflicto en el que los estatales reclamaban por un aumento salarial, se decidió la peligrosa ocupación de la zona, con fogatas incluidas.
Impedidos de trabajar como de costumbre, los trabajadores del Sindicato de Camioneros llegaron al lugar y se enfrentaron con los de la administración pública. ¿El saldo? Decenas de heridos y denuncias por la utilización de armas de fuego en el levantamiento del piquete.
La actividad parlamentaria en el Congreso de la Nación no quedaría exenta de escándalos y choques. Los diputados fueguinos, a excepción del macrista Gastón Roma, decidieron enfrentar desde sus bancas las políticas aplicadas por el Gobierno de Mauricio Macri y recibieron el cachetazo de la gobernadora Rosana Bertone y sus ministros: fueron tildados de “irresponsables” y de “no velar por los intereses de los fueguinos”. Sí, la mayoría de ellos compartieron boleta y llegaron al poder juntos, hace sólo un año.
El balance
“Comenzamos el año como lo terminamos”, diría el intendente Gustavo Melella hace sólo una semana, luego de mantener una reunión en la Legislatura, en Ushuaia, por la polémica respecto al traspaso del impuesto inmobiliario al ámbito del Gobierno. Es que lo que comenzó como un Gobierno unificado en el que el Ejecutivo tenía coincidencias con los tres municipios, terminó transformándose en una batalla sin cuartel en la que sólo levantó la bandera blanca (por conveniencia) el eterno intendente de Tolhuin, Claudio Queno.
Con tibias excepciones, el año 2016 se va como otro que quedará en el recuerdo por el fracaso de las instituciones, la desilusión de los vecinos y la ruina del diálogo. Mientras algunos piden “matar a la vaca lechera” que da trabajo a miles de vecinos y apagan el “fuego” que incendia la industria electrónica con un balde de nafta, son muchos más los que esperan que el 2017 encuentre a los fueguinos unidos.
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