El recorrido habitual por las cadenas de supermercados se ha transformado en una odisea. Es que los faltantes rozan el desabastecimiento en los lácteos y el fantasma del “agio” sobrevuela en otros productos.
El diccionario señala que ése es el nombre que se le debe dar a la “especulación abusiva hecha sobre seguro, con perjuicio de tercero”.
“Están especulando y los guardan para venderlos con el aumento que habrá”, explica un comerciante.
Desabastecimiento
Los derivados de la leche escasean como en todos los puntos del país, y es imposible hoy encontrar un pan de manteca.
En cambio, los vecinos deben optar por la poco agraciada “margarina”.
Algunos podrían pensar que incluso es algo positivo que falte la manteca, ya que uno de los carteles que mantiene la góndola señala que debemos pagar $47 por una tipo “light”.
Los famosos productos de «Precios Cuidados», por otro lado, brillan por su ausencia.
A esto hay que agregarle, que por normativa del Gobierno, ya no es obligatorio que los supermercadistas reemplacen los productos que escasean por otro de mejor calidad, a igual precio.
El aceite
En los últimos días asistimos a discusiones a nivel nacional que generaron incertidumbre en la población.
Desde sectores opositores al Gobierno nacional, quizás para generar pánico, se especuló con una inminente suba en este producto de hasta un 300%.
Sin embargo, los productores, comerciantes y titulares de supermercados confirmaron que la suba será “solo” del 30%.
¿Agio?
“Se aprovechan, dicen que va a faltar el aceite”, exclamó indignada una vecina a Radio Fueguina mientras recorría el sector de los aceites.
Aceites de maíz a $56 el litro y a $63 el litro y medio son los más económicos a los que se pudo acceder en la recorrida al supermercado, en una góndola prácticamente vacía.
Unos metros más allá, aparecen los aceites “de lujo”, o como dijo una vecina a esta misma emisora: “Con pepitas de oro”.
Los aceites de oliva sólo son dignos de algunos afortunados. Se llega a pagar más de $100 el medio litro de este codiciado producto.
«Cada crisis una nueva oportunidad», rezan algunos. Desabastecimiento o agio, no quedan dudas de que alguien está jugando, otra vez, con nuestro bolsillo.
Informe y fotos: Marcelo Mora
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