Alivio, porque Argentina volvió a ganar después del 3-0 ante Bolivia, en la tercera fecha de la serie, en noviembre de 2007. Preocupación, porque el equipo es víctima de su propia ciclotimia. < ?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Este equipo de Alfio Basile se caracteriza por episodios alternados, tanto en lo deportivo como en su estado de ánimo. Por momentos, da la sensación de que arrasa a su adversario y de a ratos cae en un pozo del que le cuesta salir.
Sólo tiene destellos, chispazos, pero no conserva un halo de luz que estimule. Son luces y sombras. No entusiasma al público «de Selección» ni convence al hincha común.
Este sábado, ante Uruguay, el equipo que dirige Basile volvió a poner en evidencia su carga de virtudes y defectos. En un cuarto de hora ilusionó. El resto del partido fue para reavivar la preocupación en cuanto su futuro, más allá de las eliminatorias, ya que salvo una catástrofe, su clasificación para Sudáfrica 2010 no parece correr riesgos.
No es un problema de planteo táctico, sino de encontrar la estructura de conjunto en base a las individualidades. Si hasta el propio «Coco» Basile dijo una vez en conferencia de prensa que eso del 4-3-1-2 o el 3-3-1-3, por ejemplo, eran números telefónicos y no supuestas posiciones en el campo de juego. ¿Y entonces, qué?
El seleccionador, como le gusta decir a Basile, tendrá que seguir inculcándoles a sus «players» que el fútbol es un juego colectivo, que son bienvenidas «las pequeñas sociedades», pero que Lionel Messi, Carlos Tevez y Sergio Agüero, por citar casos puntuales, tendrán que jugar para el equipo y no para satisfacer sus propios egos. Lo mismo cabe para otros futbolistas tan calificados como los nombrados
Javier Mascherano, al que con sapiencia y autoridad futbolística se refirió Diego Armando Maradona, al decir que es el único irreemplazable en este seleccionado, es el ejemplo a imitar.
En el seleccionado de Basile están los que tienen que estar; no obstante, las preferencias y opiniones que tienen que ver con la pasión que despierta el fútbol.
Sin embargo, el equipo debe levantar la puntería y no conformarse con un apretado triunfo de local, frente a un modestísimo Uruguay.
En tres días Argentina enfrentará a Chile, en el comienzo de la segunda rueda de la serie clasificatoria para el próximo Mundial. Y no será tarea sencilla vencer a la «Roja» de Marcelo Bielsa. Pero Argentina tiene hombres capaces de jugar bien y ganar. ¿Por qué no intentarlo en Santiago?
Sería lamentable mantener el concepto del «resultadismo» absurdo a la hora de explicar una victoria de local o un empate de visitante. Hay que pensar desde ahora en Sudáfrica 2010, donde Argentina tendrá que estar a la altura de los mejores seleccionados del mundo.
Se gana por convicción, también por dedicación y sobre todo con buen juego. Y para que ello suceda hay que dejar las mezquindades de lado, jugar en función de equipo. Ni más ni menos.
Fuente: Telam