Un intenso tiroteo ocurrido en Dallas durante una manifestación antirracista culminó con cinco policías muertos y otras nueve personas heridas, incluyendo a siete agentes, en un episodio que el presidente estadounidense Barack Obama definió este viernes como un ataque «salvaje, calculado y despreciable».
El jefe de la policía de Dallas, David Brown, confirmó que un francotirador aún no identificado, que fue abatido después de un tenso cerco policial, afirmó que no pertenecía a ningún grupo organizado y solo quería «matar policías blancos».
La policía abatió al desconocido utilizando un robot con explosivos, dijo Brown, quien formuló un dramático llamado a la unidad alegando que «esto tiene que terminar, esta división entre nuestra policía y nuestros ciudadanos».
El estallido de violencia ocurrió cuando la ciudad de Dallas (Texas) era escenario de una protesta antirracista, motivada por la muerte de dos ciudadanos negros asesinados a manos de policías en Luisiana y Minnesota esta semana.
El centro de la ciudad se convirtió este viernes en un gigantesco escenario de investigaciones por parte de agentes, escuadrones antiexplosivos y expertos en balística.
Desde Varsovia, adonde viajó para asistir a una cumbre de la OTAN, el presidente Obama denunció un ataque «salvaje, calculado y despreciable contra las fuerzas del orden». «No hay una justificación posible a este tipo de ataques o cualquier tipo de violencia contra las fuerzas del orden», añadió.
De acuerdo con la prensa local, el saldo de la jornada representa el peor registrado contra fuerzas policiales desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La gravedad de la situación motivó a los aspirantes presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump a cancelar todos sus actos públicos de campaña previstos para este viernes.
«No más» odio racial
Los tiroteos contra policías ocurrieron cuando cientos de personas salieron a las calles de Estados Unidos para protestar por segunda noche consecutiva por la muerte del ciudadano negro Alton Sterling a manos de la policía.
Las protestas se dan mientras las autoridades en Minnesota investigan un caso similar, en el que un policía blanco hirió de muerte al afroamericano Philando Castile cuando se encontraba en el interior de su vehículo.
Ambos incidentes fueron capturados en video y han vuelto a poner en el tapete el problema del uso excesivo de fuerza letal por parte de las autoridades en contra de la población negra en EE.UU.
Sterling, de 37 años y padre de cinco hijos, falleció por los disparos de dos policías blancos la madrugada del martes en Luisiana. El incidente fue captado por un peatón en un video que poco después fue compartido en internet.
Amigos y familiares se reunieron afuera de la tienda en Baton Rouge donde se produjo el incidente. Decenas de manifestantes gritaron «Las vidas de los negros importan» e hicieron un llamado para que se hiciera justicia. La foto de Alton Sterling en Facebook ha circulado ampliamente en los medios de comunicación estadounidenses.
No era una amenaza
Un segundo video se publicó el miércoles que muestra el enfrentamiento entre Sterling y dos policías. En el mismo se ve a Sterling tirado en el piso, boca arriba, sometido por los dos agentes.
Uno de ellos le dispara y cuando la cámara se empieza a alejar de la confrontación y deja de enfocar a Sterling y los policías se escuchan más disparos.
Segundos después, se ve a uno de los agentes sacando un objeto del pantalón de Sterling mientras yace en el piso con sangre en el pecho.
La policía informó que Sterling estaba armado y que sus agentes se habían movilizado al lugar tras una llamada al 911 en la que se reportó que había un hombre blandiendo un arma de fuego.
El último video se lo entregó el dueño de la tienda, Abdullah Muflahi, al periódico Daily Beast, que lo publicó en su página web. Muflahi dijo que el video era una muestra de que el hombre no representaba una amenaza para los funcionarios cuando recibió los disparos.
Algunas de las consignas entonadas por los manifestantes fueron: «Las vidas de los negros importan» y «Dejen de matarnos». El Departamento de Justicia abrió una investigación y el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, ha pedido a la población que se mantenga la calma.
(Fuentes: AFP/diario El Pais/Télam)
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