Al menos 255 personas murieron en menos de una semana por los violentos tornados e inundaciones que asolaron el sureste de Estados Unidos, en lo que se perfila como la peor catástrofe natural en el país desde el paso del huracán Katrina en 2005, según datos oficiales.
Solo en el estado de Alabama, unas 131 personas murieron ayer, según el gobernador del estado, Robert Bentley. Los medios de comunicación estadounidenses difundían hoy imágenes de habitantes de ese estado, el más afectado, contemplando, estupefactos, sus barrios completamente derruidos tras el paso de los tornados y tormentas que se iniciaron el viernes.
En Birmingham, la ciudad más poblada de ese estado, algunas casas fueron arrastradas por los tornados y encontradas hasta a 80 km de distancia. «Manzanas enteras con viviendas fueron destrozadas», declaró a la CNN el alcalde de Tuscaloosa (Alabama). «Hay algunas partes de la ciudad que casi no puedo reconocer».
Pero otra inquietud se añade al temporal en este estado: la central nuclear de Browns Ferry fue puesta bajo vigilancia tras un corte de electricidad. Ante la magnitud del desastre, las autoridades decretaron el estado de «catástrofe mayor» con el temor de que el número de víctimas siga aumentando y el presidente Barack Obama viajará allí el viernes, informó la Casa Blanca.
El presidente estadounidense ordenó que el gobierno «reaccione rápidamente» para llevar la ayuda a Alabama, donde entre medio y un millón de personas están sin electricidad. «Nuestros pensamientos están con todos los afectados por esta catástrofe», declaró Obama.