Tempranamente, cuando aún tenía mucho para dar a su ciudad y su provincia por elección, Jorge Daniel Amena murió hoy víctima del cáncer a los 63 años de edad.
Su desaparición llena de dolor y conmociona a la ciudad de Río Grande en la que desarrolló casi toda su vida profesional, convirtiéndose en ciudadano y funcionario ejemplar.
Jorge Daniel Amena nació en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires el 28 de julio de 1952. Su espíritu libertario y su vida sin ataduras lo llevaron a ser conocido en su pueblo como el “hippie” de Chivilcoy. Muy pronto demostraría su capacidad y sus valores recibiéndose de abogado en apenas tres años, con medalla de oro otorgada por la Universidad de La Plata.
A poco de recibirse, en 1978 se trasladó a Rio Grande, ciudad a la que dedicaría el resto de su vida y una trayectoria personal y profesional ejemplares.
Se desempeñó muchos años como Juez de Paz, luego sería designado en la Justicia Federal. Desde su militancia radical, fue honrado con los cargos de legislador provincial (fue el presidente de la primera Legislatura fueguina), Convencional Provincial y Convencional Nacional en ocasión de la reforma constitucional de 1994.
En 2006 fue designado secretario Legislativo de la Convención Estatuyente municipal, cargo desde el cual se encargó de corregir y redactar la gran mayoría de los artículos de la Carta Orgánica, aun aquellos que no fueran iniciativa de la UCR.
Apasionado sin limites en todo lo que emprendía se hizo escritor para relatar con estilo magistral su juventud y sus más de veinte viajes al África donde se desempeñó también como voluntario de los Cascos Blancos, ejército por la Paz de la Organización de Naciones Unidas.
Fue permanente consultor y columnista en los diversificar s programas de Radio Fueguina ((La 97)). En los últimos tiempos había dejado la política y la redacción de sus recordadas “Semblanzas” con las que engalanó las páginas del diario Tiempo Fueguino y luego el portal radiofueguina.com. Estaba completamente dedicado a su profesión de abogado.
A fines de 2015 comenzó a sentir malestares que lo obligaron a desplazarse a Buenos Aires donde se le diagnosticó un agresivo cáncer que en poco tiempo lo habría de derrotar.
Al despedirlo, Río Grande y Tierra del Fuego le dicen adiós a uno de sus ciudadanos más brillantes, vecino ejemplar y político de una honestidad poco común en estos tiempos.
Según anticipó su familia, no habrá velatorio, sus restos no serán trasladados a Río Grande y, siguiendo su voluntad, serán cremados para luego esparcir las cenizas entre el mar cercano a Ciudad del Cabo y Las Grutas, el refugio patagónico donde practicaba su otra gran pasión, el buceo.
Sus dos hijos, Maxi y Carolina, acompañaron sus últimas horas en el Hospital Británico de Buenos Aires donde permanecía internado hasta que falleció este momento miércoles a las 18,30 horas.