Si bien la bicicleta es práctica para recorrer la ciudad, tiene por contrapartida que cuando llegamos a destino nunca sabemos bien donde estacionarla y nos agarra el síndrome de: ¿Estarás aquí cuando vuelva?.
En Chile, Cristóbal Cabello, Juan José Monsalve y Andrés Roi, estudiantes de ingeniería, se hicieron esa pregunta y, al querer emprender el camino de retorno, no fue posible. Las bicis no estaban. Pero los trasandinos no se quedaron de brazos cruzados, pusieron su creatividad a la búsqueda de una solución alternativa a la típica cadena. El trabajo realizado desembocó en Yerka, una bicicleta en la que el mismo cuadro se transforma en el elemento de seguridad que nos permite “dejarla” de forma segura en cualquier poste de luz. El tubo diagonal de su chasis se divide en dos, se dobla y se une nuevamente con el sillín, que también es desmontable.
Por qué dicen que es una bici imposible de robar?. “Porque la diseñamos para que el cuadro sea el seguro, y romper el seguro implica destruir la estructura de la bicicleta. Incluso el más inepto de los ladrones puede darse cuenta que no es una buena idea robarla. Inclusive, si el ladrón llegara a romper el poste, reja o bicicletero al cual estaba asegurada tu bicicleta, no será posible que la pueda usar ya que el marco sigue en su posición de seguro”, responden los jóvenes diseñadores.
Para llevar adelante el proyecto, estos tres emprendedores subieron el proyecto a una plataforma de financiamiento colectivo, logrando en menos de seis semanas completar con creces la base de dinero necesaria para poder comenzar a producirla. En el lapso de tiempo que les llevó conseguir el financiamiento, fueron optimizando los mecanismos que permitieron disminuir de 20 a 10 segundos el tiempo de accionamiento del mecanismo para trabar la bicicleta, y ampliando las prestaciones: incluyeron entre otras novedades, bluetooth, que le permite al dueño de la bici saber si alguien está intentando abrir el sistema.
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