El presidente venezolano, Nicolás Maduro (c), encabeza los actos conmemorativos del golpe de Estado de hace 13 años contra el presidente Hugo Chávez y el quinto aniversario del día de la Milicia
Tras pedir ayuda internacional en vano en la Cumbre de las Américas en Panamá con sus diez millones de firmas para derogar las sanciones estadounidenses, Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha hecho estos días una demostración de fuerza -y propaganda- con un desfile militar en honor a las milicias bolivarianas. También se ha referido al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, como un dirigente «racista». Sin embargo, más allá del ruido mediático, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha asestado un duro golpe al régimen venezolano con sus previsiones de cara al presente año.
El FMI ha pronosticado que Latinoamérica desacelerará su crecimiento al bajar este al 0,9%, arrastrado por la entrada en recesión de Argentina, Brasil, la mayor economía latinoamericana (se espera una contracción del 1%), y especialmente por el derrumbe de Venezuela. Con un decrecimiento del PIB de hasta 7 puntos y una inflación del 96,8 por ciento (muy por encima del 60% de 2014), el país gobernado por Maduro sufre los efectos de una economía centrada exclusivamente en las bondades del petróleo.
«Las caídas en los mercados de materias primas seguirán siendo uno de los mayores lastres de la actividad económica en Sudamérica, a pesar de que un petróleo más barato y la recuperación estadounidense dan impulso a otras economías de la región», ha indicado el FMI en su informe.
Entre las economías iberoamericanas que crecerán con mayor fuerza se encuentran Bolivia, con un 4,3%, las centroamericanas, con un 4,2% de media, Paraguay, con el 4%, Perú, con un 3,8% y Colombia (3,4%). No obstante, la institución con sede en Washington vincula la incertidumbre sobre el repunte de estos dos países con la volatilidad del precio del crudo.
Sea como fuere, Latinoamérica, tras el auge de hace un lustro, sigue una tendencia a la baja tras crecer un 2,9% en 2013 y un 1,3% el año pasado. El FMI tiene claro cuáles son las razones: la baja confianza de los empresarios y consumidores en Brasil, y sobre todo por una crisis en Venezuela que lejos de mejorar empeora al nivel de su inflación.
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