Se trata de una especie denominada “bogavante”, que fue arrastrada en gran cantidad desde las profundidades hacia la costa.
Vanesa Baudino, responsable de Medio Ambiente de Rada Tilly, explicó a Patagónico, que estos animales aparecen normalmente en el verano y producen manchones rojos. “Están estacionados unos 3 o 4 días, el año pasado y el anterior ya ocurrió y fueron estudiados en su momento por la Universidad”, dijo.
Asimismo, aclaró que esta aparición es un proceso natural y descartó que tenga relación con algún tipo de alteración biológica “casi todos los veranos están próximos a las costas”. Mientras advirtió que no son aptos para el consumo humano, aunque “sí son parte de la cadena alimenticia de otros animales”.
Son crustáceos marinos, es un pariente próximo de la langosta americana, posee cinco pares de patas, cuatro están situadas en el tórax y, aunque son bastante pequeñas en relación con su cuerpo, son capaces de proporcionarle el movimiento.
El primer par de patas termina en dos grandes pinzas una de ellas con los bordes afilados, que utiliza para cortar, y la otra con fuertes dientes la emplea para triturar. Y saliendo de su cabeza, tiene dos largas antenas y otras dos mucho más cortas.
Habita en refugios rocosos y es rara vez encontrado en profundidades mayores que 50 metros, pero puede habitar desde la marca de bajamar hasta los 150 metros de profundidad y preferentemente en lechos de arena y grava.
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