Algunas reflexiones
Allá en épocas del Virreinato del Río de la Plata, nuestro prócer, el DR. MARIANO MORENO, decía al aceptar el cargo al que había sido convocado para formar parte de la Primera Junta de Gobierno, en el anochecer del 25 de Mayo de 1810:
“El sosiego que he disfrutado hasta aquí, en medio de mi familia y de mis libros, será interrumpido. Pero nada de esto es capaz de embarazarme un punto, si es cierto que la voluntad general me llama a tomar parte en la dirección de su causa. Si mi persona es necesaria, yo no puedo negar a mi Patria el sacrificio de mi tranquilidad individual, de mis tareas, de mi fortuna, y aun de mi vida”.
Sabemos que Moreno era argentino, pero es claro que ese pensamiento hoy, haría que lo tildásemos como Uruguayo, Brasileño o Chileno (por lo que viene aconteciendo contemporáneamente con nuestros hermanos vecinos países).
Tenía por entonces 31 años, y se estaba entregando por completo al sueño de libertad que había concebido en su corta vida. Aceptaba la gran responsabilidad que acababa de conferirle una parte de esa sociedad, y antepone la necesidad del cambio de gobierno, a su propio bienestar.
Pasaron muchos años…y esto cambió y muchísimo, por eso no contagia como debiera. Si todos entendiésemos que la Política es el camino, es la vía para cambiar el destino de nuestras vidas, y para ello hubiera que hasta entregar nuestro confort y nuestras vidas por gestar el bien común, el bien de los demás, este país sería obviamente otro, y no el de hoy.
Cuántos conocemos, cuántos de todos ustedes conocen hoy, de nuestros personajes de la política cotidiana, que se puedan prestar a generar una reforma real de todo lo que la política no nos da.
Encuadrados en un severo marco de desprestigio, como el que se vive y se palpa en el boca a boca y que muchos sabemos que no nos satisfacen la gran mayoría de los precandidatos expuestos en este marco político eleccionario, porque en su mismo desprestigio en algunos casos, o en sus bajas “chapas” como avales de sus trayectorias, , o sus bajos ideales, o sus simples ideas de poder para enriquecerse sin entregar nada, nos sucede justamente esto, ver a una sociedad agobiada y agotada de escuchar los mismos planteos usando los consabidos recursos nuestros, los de todos nosotros.
Me pregunto en voz alta; cuántos creen ustedes, -con profunda sinceridad- que están dispuestos a generar y ser partícipes de una transformación visceral, apasionada, desde lo más profundo del ser, un cambio que exija, si fuese necesario, una entrega tan generosa que se anteponga a su propio bienestar? Cuántos?
Por supuesto que hay seres con entrega y con ideales, algunos son incólumes a esos mismos ideales, y a esos poco que conozco, los conozco como fueron en el ayer, “pobres”, y no enriquecidos; y también conozco a otros, que habiendo tenido esas convicciones e ideales, los vi sucumbir, al insertarse en la acción, bajar los brazos y transaccionar esas mismas convicciones e ideales en post de lo que el partido mande, o la autoridad de turno mande.
Una sociedad cambia con la participación de todos los bien intencionados, con los que tienen profundos ideales, reales convicciones no negociables, con altruismo, con trabajo y esfuerzo, con mucho estudio, con priorizar una escala de valores que la mayoría comulgue como principios fundamentales, y fundacionales de la República.
Me gustaría poder decir, aún ya viejo, “esto lo pudimos cambiar y supimos lograr que las generaciones que nos precedan vivan más dignamente y más participativamente habitando una República que de gusto ser parte de ella, que nos enaltezca decirlo y habitarlo, y no por el contrario, asumir con resignación… en lo decadente la fundada frase ..”y es argentina”…
Aborrezco ese pensar, pero claro es mucho más difícil pretender formar parte de lote que exija mas sacrificio y no ser conformista, ni hacerme el tonto, porque eso implica “trabajo”, y está claro que muchos han aprendido de chiquitos a escaparle al bulto de trabajar!!! Eso fue lo que algunos dirigentes supieron “enseñarles” durante más de 2 décadas.
Néstor