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Internet viaja en globo

El proyecto más alocado de Google está empezando a dar resultado. Los globos de Loon acumulan ya más de 75 vueltas a la Tierra y podrían ofrecer acceso comercial a Internet en 2016 .

globo

El 40% de la población mundial tiene acceso a internet. Sólo en los últimos cuatro años se han sumado casi 1.000 millones de personas. Son buenas cifras, pero hay un problema. Este crecimiento está impulsado en gran medida por el aumento de la población urbana. Llevar internet a zonas rurales sigue siendo complejo, caro y poco práctico, sobre todo en países en vías de desarrollo.

La solución, sin embargo, podría no estar en la fibra óptica ni en los más avanzados satélites, sino en una tecnología con 230 años de historia: el globo aerostático.

Ésa es, al menos, la apuesta de Google. En junio de 2013 la compañía anunció un proyecto, bautizado como Loon, para llevar conexión a internet a áreas remotas usando globos similares a los que hoy en día se emplean en áreas científicas y meteorológicas.

Las aeronaves, que vuelan en la estratosfera -entre 18 y 20 kilómetros de altitud-, estarían adaptadas para ofrecer acceso a internet de alta velocidad a un área de 1.200 km2. Con cientos de ellos sobre un área geográfica concreta, teorizaba la compañía en 2013, sería posible dar acceso a internet con velocidades similares a las de las redes de telefonía móvil.

Una idea poco ortodoxa, sin duda, pero un año y medio más tarde los vuelos de prueba de Loon han dado motivos a los ejecutivos de Google para ser optimistas sobre la viabilidad del proyecto. Los más de 70 en activo son capaces de permanecer en el aire hasta 10 veces más que los lanzados el pasado año. Algunos han conseguido volar ininterrumpidamente durante más de 134 días seguidos.

En la estratosfera, estos globos pueden alcanzar velocidades de hasta 324 kilómetros por hora, pero la compañía ha aprendido también a mantenerlos en zonas geográficas limitadas o a ralentizar su avance usando diferentes corrientes de aire a diferentes altitudes. Google también ha conseguido mejorar los tiempos de lanzamiento: hoy serían capaces de lanzar hasta 20 globos al día. «Hemos aprendido hasta el tipo de calzado que es mejor llevar puesto cuando se construyen los globos», aseguran los responsables del proyecto.

La idea de Google es tener más de 300 navegando alrededor del hemisferio Sur del planeta el próximo año, siguiendo aproximadamente la línea del paralelo 40 y dando cobertura a Nueva Zelanda, Chile y Argentina. ¿Por qué tantos? Los globos sólo pasan por encima de un área geográfica concreta durante un periodo de tiempo limitado, pero si hay varios en circulación es posible que entre ellos se pasen el testigo de las conexiones. Para conseguir una señal continua, por tanto, es fundamental dar con la densidad adecuada.

Los modelos actuales tienen unos paneles solares situados sobre el transmisor capaces de generar energía suficiente para todo un día de funcionamiento en sólo cuatro horas de exposición. Cada globo se comunica con una estación base conectada a la Red a través de métodos tradicionales, como fibra óptica. Estas estaciones deben estar instaladas a unos 100 kilómetros de distancia como máximo.

Los globos pueden cambiar de altura, pero sólo un número limitado de veces. Cuando necesitan mantenimiento o ya no resultan útiles -o tienen un accidente-, caen de forma controlada desde la estratosfera ayudados por un paracaídas. Dotados de GPS, el equipo de Google sólo tiene que acercarse a recogerlo para repararlo o recargarlo de helio.

De momento, Google sólo ha dado conexión en tres regiones. La primera prueba se realizó en una comunidad rural de Nueva Zelanda cercana a la ciudad de Christchurch, con unos 50 hogares conectados a través de una red de 50 globos. La segunda fase de prueba ha dado conexión de alta velocidad a granjeros del valle central de California, en EEUU. La tercera, en mayo de este año en la región brasileña de Piauí, fue la primera en ofrecer una velocidad de acceso comparable a las conexiones LTE de móvil.

Si las pruebas continúan dando buenos resultados, los primeros servicios comerciales podrían llegar en el transcurso de 2016. Google no sólo ve esta tecnología como una posible solución para conectar áreas remotas, sino también como una alternativa, por ejemplo, en caso de catástrofes naturales y otros tipos de emergencias. También baraja la idea de revender el acceso a operadoras de telefonía locales en aquellos países en donde decida implantar la red.

Salvados los escollos técnicos, el único obstáculo es la legislación vigente en los diferentes países donde Google pretende operar. Cada año se lanzan a la estratosfera más de 70.000 globos meteorológicos desde prácticamente todos los países del planeta, pero estos globos suelen tener un tiempo de vuelo mucho más limitado y es posible, además, controlar que la zona en la que caen esté libre de tráfico aéreo (los globos flotan a una altura muy superior a la de los vuelos comerciales, pero pueden ser un problema durante las fases de descenso o ascenso). En el caso de Google, sin embargo, no hay precedente y algunos gobiernos podrían mostrarse reticentes con la idea de tener docenas de ellos flotando casi permanentemente sobre su territorio.

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