Barack Obama volvió a referirse a la situación libia un día después de haber dedicado un discurso a explicar y defender las decisiones de su administración en la intervención de su país en la nación norafricana.
«Nuestra expectativa es que, como seguimos ejerciendo una firme presión, no sólo militar sino también a través de otros medios, (el dictador Muammar) Khadafi dejará finalmente el poder», indicó Obama a la cadena NBC.
El mandatario aseguró, en su alocución del lunes, que no correspondía a los Estados Unidos ni a sus aliados terminar con el régimen. «Si tratamos de derrocar a Khadafi por la fuerza, nuestra coalición se rompería», dijo y llamó a no repetir los errores ocurridos en la guerra de Irak. También advirtió que eran los libios quienes debían determinar su futuro y que la transición a la democracia sería una «tarea difícil».
En la entrevista con la cadena estadounidense, Obama afirmó además que no descarta proveer de armas a los rebeldes libios. «No lo descarto. Pero tampoco lo estoy asegurando. Aún estamos haciendo una evaluación sobre lo que harán las fuerzas de Khadafi», dijo.
Su declaración estuvo en sintonía con las formuladas por el gobierno francés más temprano. Ambas surgieron como una respuesta al pedido del opositor Consejo Nacional de Transición libio, que solicitó armas ligeras para que los rebeldes puedan defenderse de los ataques de las fuerzas del régimen.