El episodio no trascendió lo suficiente por el temor de las víctimas del “apriete”. En plena guerra del Gobierno contra el campo, Ricardo Echegaray –por entonces jefe de la ONCCA, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario– fue al club de rugby Los Cardos a ver jugar a su hijo. Fue “escrachado” por un grupo de socios. La réplica fue inmediata: seis de los 16 miembros de la comisión directiva recibieron aparatosas inspecciones de la ONCCA y de la propia AFIP, la Administración Nacional de Ingresos Públicos. A modo de venganza.
El periodista Luis Majul evoca la anécdota porque guarda relación con su propio caso. El martes 15 radicó una denuncia por la posible comisión del delito de acción pública por parte de funcionarios de la AFIP –del que no sería ajeno su titular Ricardo Echegaray– con el propósito de enviarlo a juicio penal por presunta evasión impositiva. Los acusa de “coacción agravada y abuso funcional”.
La presión recrudece a medida que se acercan las elecciones de octubre. El aparato del Estado ya está en campaña y ajustan sus dispositivos de propaganda, vigilancia y coacción contra medios y periodistas, empresarios y consultoras económicas, políticos y candidatos de la oposición.
EXILIO FORZOSO. Jorge Lanata sostiene, sin embargo, que esa realidad, la de un Estado sectarizado, no debe ser aceptada como si lo anormal fuera normal. “Que se diga que tal tipo es de derecha, por ejemplo, como si se tratara de una acusación, me parece una barbaridad –protesta el periodista–. ¿Desde cuándo eso es un delito? Si estamos en un lugar donde la verdad la tiene uno solo y se arroga el derecho de escrachar a los demás, estamos en un problema. Dictaminan: ‘Este es el campo popular’. ¿Y nosotros qué somos? ¿Un grupo de yugoslavos que acaba de llegar al país? ¿No somos argentinos? ¿No tenemos derechos? Es una locura. No podemos aceptar que haya gente que tiene razón y otra que no. Lo que tenemos que hacer es discutir con respeto cómo vivir juntos. Porque si no se da esta historia en la cual Héctor Cámpora se transforma en un héroe”.
Lanata, desplazado de la televisión abierta y cansado de las operaciones en su contra -”ya estoy más viejo y cansado como para estar contestándoles todo el tiempo”, ironizó sobre los ataques del programa 6,7,8-, firmó un contrato con la señal Infinito para seguir produciendo documentales en distintos rincones del mundo.
Otro periodista contra el que se lanzó una virtual operación de desprestigio a partir de una foto recortada de 1975 tomada en Tucumán –para probar una supuesta connivencia con el régimen militar– es el columnista del diario La Nación Joaquín Morales Solá. “Las campañas terminan cuando surge la realidad –diferencia el periodista–. Hace unos días, la gobernadora electa de Catamarca, Lucía Corpacci, apareció abrazada con su primo Ramón Saadi y defendiendo el crimen de María Soledad Morales. Todo, apoyado por el Gobierno y Cristina Fernández. El kirchnerismo es eso. Para ellos, la verdad es de los que tienen el poder. Y el resto, está equivocado”.
Da el ejemplo del intento de censura al Premio Nobel Mario Vargas Llosa: “La Presidenta sólo corrigió el desatino cuando percibió la repercusión internacional negativa que hubiera cosechado. Nunca hubiese corregido un episodio similar con un escritor argentino que no perteneciera a Carta Abierta”. El propio columnista denunció hace poco que sufría seguimientos en la calle y pinchaduras en sus teléfonos, acciones por las que imputó a la Secretaría de Inteligencia. Aunque no cree que se trate de agresiones aisladas: “El sistema lo creó Kirchner y lo continuó Cristina”, sostiene Morales Solá.
CASO TESTIGO. Majul, dueño de la productora La Cornisa, se presentó ante la Justicia para denunciar que un grupo de funcionarios públicos habían sido instruidos para iniciar causas por evasión impositiva, sin posibilidad de prórroga ni descargo, a un grupo de personas y empresas como el diario Clarín, la Editorial Perfil y La Cornisa Producciones. La información de que varios agentes de la AFIP tenían órdenes de acusarlo llegó a Majul el 14 de febrero de manos de un dirigente de esa entidad. En su denuncia, el periodista consignó la versión de su fuente sobre el día en el que Echegaray instruyó a sus empleados:
“En una reunión celebrada en una terraza del edificio de la Aduana, el número uno de la AFIP, Ricardo Echegaray, instruyó a un grupo de altos funcionarios –en su mayoría jefes de región– para que denunciaran con urgencia, por evasión impositiva a un grupo de personas y empresas”. El encuentro habría tenido lugar entre el 7 y el 11 de febrero, y el propio Echegaray habría revelado el verdadero motivo de semejante celeridad: dijo que habían caído muy mal los cuadernillos con los capítulos actualizados del libro “El Dueño” aparecidos en las ediciones de la revista NOTICIAS durante enero y febrero. Más concretamente, cuando se publicó uno de los capítulos de la actualización de su libro, donde se contaba que cuatro altos funcionarios de AFIP habían viajado a Río Gallegos para solucionar el conflicto judicial en el que se encontraba Néstor Kirchner, producto de una investigación por presunto enriquecimiento ilícito. Entre los comentarios que, según Majul, le hizo su informante, se destaca uno: “Te quiere romper el culo Echegaray. De eso no tengas dudas”.
Otro de los elementos aportados por Majul: “El martes 22 de febrero, una escribanía y una constructora recibieron una extraña visita de un inspector de la AFIP para confirmar la compra de propiedades” a su nombre. Justo dos días hábiles después de que el periodista publicara en La Nación, el jueves 17, una nota en la que aseguró que los técnicos de la AFIP estaban cansados de trabajar “como periodistas” porque les pedían que todos los viernes presentaran “informes sobre casos mediáticos que pudieran alimentar denuncias espectaculares”.
Para demostrar que la presunta operación en su contra formaría parte de un plan sistemático que la AFIP aplica contra quienes no están alineados con el Gobierno, el periodista enumeró la serie de “investigaciones” realizadas por los sabuesos de la AFIP:
● El día 10 de septiembre del 2009, más de 200 inspectores de la AFIP encabezaron un allanamiento contra las oficinas del diario Clarín. Fue casualmente el mismo día en que el periodista Matías Longoni publicó la primera denuncia sobre corrupción en la distribución de subsidios a feet lots en la ONCCA que salpicaba directamente a Echegaray.
● La sorpresiva inspección que recibió el tenista Juan Martín del Potro después de haber rechazado, con elegancia, la invitación que le hizo la Presidenta para asistir a la Casa Rosada después de su triunfo en el Abierto de
los Estados Unidos.
● La oleada de allanamiento e inspecciones que recibieron en el 2008 los miembros de la Comisión Directiva del Club Los Cardos, en Tandil, después de que Echegaray fuera abucheado por socios de la institución.
● La inspección integral que “le cayó” a la empresa de limpieza Ricardo Bilbao, la misma que impugnó la licitación para el servicio de limpieza de la AFIP luego de que fuera desplazada por Limpialux SA, del Grupo Peluso.
Bilbao había cotizado sus servicios un 100% menos que la ganadora, siete contra 15 millones de pesos.
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