La obra contó con la participación de los integrantes de la Dirección de la Tercera Edad y la colaboración de la niña Catalina Vázquez quien cantó ‘Naranjo en Flor’.
El escenario fue decorado por Ricardo Rodríguez simulando un conventillo como los que había en los barrios porteños de las décadas del 20 al 50 y junto con los adultos participaron también muchos niños.
No faltó el ‘chismerío’ que caracterizaba las relaciones interpersonales y sociales de aquellos tiempos en este tipo de viviendas de arrabal, ni los bailes colectivos de la danza nacional. Tampoco faltó el duelo a facón entre guapos y tauras, ni las peleas de pareja. Pero por sobre todo se destacó la solidaridad vecinal, la preocupación por lo que le pasaba al otro y un gran amor por la vida. Sólo un pueblo feliz es el que baila. Todo esto fue muy bien ambientado gracias al trabajo de los iluminadores, sonidistas y demás técnicos de la Casa de la Cultura.
La sala fue colmada por el público, incluso con gente que vino desde Ushuaia a apreciar la obra. Al finalizar los asistentes compartieron un brindis con los artistas.
Fuente: Prensa Municipal