Cristian González, un apasionado profesor de inglés, dio detalles de su historia de vida en el segmento “Chicos que crecen” del programa “Un Gran Día”, en ((La 97)) Radio Fueguina. Su trayectoria es un reflejo de cómo los sueños de la infancia pueden tomar un giro inesperado y transformarse en una profesión gratificante.
Desde pequeño, Cristian soñaba con profesiones clásicas como ser bombero o astronauta, pero nunca imaginó que su futuro estaría ligado a la docencia y, específicamente, al idioma inglés.

“Siempre quise ser bombero, astronauta, policía… lo típico que uno ve en la tele”, recuerda. Sin embargo, su camino cambió de rumbo durante su último año de secundaria, cuando una profesora lo inspiró a descubrir su vocación.
Cristian asistió a la Escuela Primaria Número 10 General Manuel Belgrano, ubicada justo en frente de su casa, y luego continuó su educación secundaria en el Colegio CEPET.

“Me anoté en el colegio por mis amigos; no quería separarme de ellos”, comenta. A pesar de sus inclinaciones hacia las artes y la música, fue en esa etapa cuando la vida le presentó una oportunidad inesperada.
Mientras se aproximaba el viaje de egresados, algunos de sus compañeros estaban en riesgo de llevarse materias a diciembre. “La profesora me pidió que ayudara a mis compañeros con inglés. Terminé ayudándolos a aprobar, y ella me dijo que tenía vocación para enseñar”, explica Cristian. “Fue en ese momento cuando me di cuenta de que podía dedicarme a esto”.

A finales de 2015, Cristian se inscribió en el Instituto Paulo Freire, donde comenzó a estudiar para obtener su título de profesor. “El primer año fue un poco abrupto. Estaba acostumbrado al ritmo de la secundaria, pero en la facultad todo es más acelerado y técnico. A pesar de lo pesado que podía ser, realmente me gustaba”, agrega.
Finalmente, el 8 de diciembre de 2023, Cristian celebró un hito importante: se graduó con éxito como profesor de inglés en un emotivo coloquio. “Fue un día lleno de emociones. Estaba dando clases mientras finalizaba mis estudios, y ver a mis compañeros convertirse en colegas y recibir el apoyo de nuestros seres queridos fue inolvidable”, relata con nostalgia.

Hoy en día, Cristian trabaja dedicando entre 10 y 11 horas al día en la Institución EMEI y en dos institutos de inglés. Su pasión por la enseñanza lo impulsa cada día a seguir creciendo y aprendiendo junto a sus alumnos.
“Una de las cosas que más disfruto es ver cómo mis estudiantes progresan y se enamoran del idioma. Es gratificante saber que estoy influenciando positivamente sus vidas”, dice con entusiasmo.
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