En diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina, Pablo Gattamora, subsecretario de Desarrollo Comunitario del Municipio de Río Grande, expuso en profundidad el trabajo que se realiza desde la gestión en los comedores barriales, un programa que pasó de 30 a 70 espacios asistidos en cinco años. Con un enfoque en la optimización de recursos y la fiscalización, aseguró que el objetivo es garantizar que los alimentos «sean para cocinar, no para entregar sin más».
«Hay comedores que reciben entre un millón y un millón y medio de pesos por mes en mercaderías», detalló Gattamora. La asistencia incluye carnes, pollo, queso, frutas, verduras y alimentos no perecederos, distribuidos según las necesidades de cada espacio. «Hoy están asistiendo cerca de 3.000 familias», afirmó, un número que refleja la magnitud de la demanda.
El funcionario destacó el rol del equipo de la Dirección General de Comedores, que realiza un seguimiento diario en el territorio. «Fiscalizamos que se cocine, que se entregue, que los vecinos aprovechen ese acompañamiento», explicó. Además, el programa no se limita a la entrega de alimentos: «Si detectamos problemas de salud u otras cuestiones, transversalizamos con las secretarías correspondientes para dar respuestas».
Sobre los criterios para dar de baja un comedor, Gattamora fue claro: «Si no se cocina, si hay denuncias de que no se entrega la comida o si no se cumplen las condiciones sanitarias». En tal sentido, recordó un caso suspendido en fecha reciente por una denuncia judicial grave: «El fiscal nos mandó un oficio, actuamos como correspondía y hubo resistencia, pero no nos movimos. Con esto no se jode, primero están los niños».
Reafirmó la postura de la gestión frente a posibles maniobras políticas: «No permitimos aprovechamientos. Es la línea que nos insta a seguir el intendente y en eso estamos».
El balance, aseguró Pablo Gattamora, es de un «trabajo fuerte» en un contexto de recursos limitados, pero con el compromiso de mantener la asistencia donde más se necesita.
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