Con una mezcla de resignación y franqueza, Alejandro Treitel, responsable de los servicios de Ginecología, Obstetricia, Pediatría, Neonatología y la UTI pediátrica del principal hospital de Tierra del Fuego, no dudó en señalar el deterioro acumulado a lo largo de los años: «La realidad es que yo soy jefe hace ocho años, o sea que no empecé con este gobierno. Y la realidad es que el gobierno anterior dejó todos los servicios totalmente desmantelados de profesionales».
Aunque reconoció algunos esfuerzos iniciales por mejorar la situación, su balance fue categórico: «Para ser justo, llegamos ahora. Entonces, la primera parte del gobierno realmente duplicó, triplicó el sueldo de los profesionales y entraron profesionales. Eso es lo que es, da mucha pena porque la verdad yo sinceramente no estoy enojado, pero veo mucha tristeza en lo que pasa en el hospital».
Sin embargo, los avances resultaron efímeros frente a problemas estructurales que se agravaron con el tiempo: «Lo que no pudieron hacer es mantenerlo. Calcular desde hace un año más o menos que se vino abajo la maternidad y que se reventó un caño, que hubo que cerrarla y estamos nosotros en un pedazo de lo que iba a ser la maternidad».
El relato de Treitel pinta un cuadro preocupante de las condiciones de trabajo, donde es evidente la falta de mantenimiento e inversión: «Estamos lejos de la guardia. Dentro de eso que también se destruyó, que era una maternidad que estaba, era lo más viejo que quedaba en el hospital junto con quirófanos que tenían 70 años». De tal forma, la situación actual obliga a funcionar en espacios inadecuados: «La guardia ahora está funcionando donde sería en frente de partos, en toda la parte de preparto. Bueno, ahí está todo junto la guardia. Eso es a nivel que es incómodo».
Pero más allá de los problemas edilicios, el corazón de la crisis radica en la creciente falta de profesionales. Treitel analizó las razones por las que los médicos eligen no radicarse en la provincia: «Desde el año pasado se empezaron a ir profesionales, no todos por el sueldo, por distintos motivos, que son los distintos motivos por los que viene la gente. La gente no se viene acá a vivir porque le gusta el frío o le gusta estar cerca de las Malvinas. La gente se viene a vivir acá porque le conviene económicamente o porque ya no puede trabajar en ningún lugar del continente».
Las cifras que ofreció son elocuentes y preocupantes: «Haciendo guardia, quedamos 5 o 6» ginecólogos, reveló, una cifra muy por debajo de los 14 que llegaron a trabajar en el hospital. En pediatría la situación es aún más crítica: «Son 4 o 5 pediatras». Esta escasez de profesionales tiene consecuencias directas en la atención: «La realidad es que hoy el hospital está, por lo menos la parte del materno infantil, abocada a cubrir las guardias, que es lo obligatorio».
El problema de los salarios aparece como uno de los factores centrales de esta crisis. Treitel ofreció una comparación reveladora: «La guardia son más o menos promedio, porque depende de la categoría, 100.000 pesos las 24 horas», una cifra que contrasta drásticamente con lo que podrían ganar en el sector privado: «Es, no sé, media colocación de DIU afuera». El mecanismo de los part-time -donde los médicos cubren 30 horas semanales con una sola guardia- se ha convertido en un parche que evidencia la precarización del sistema.
Al analizar la situación nacional del ejercicio médico, Treitel no dudó en lanzar una afirmación contundente que resume su diagnóstico: «No es un país para profesionales, en general. Y más difícil es captarlos para Tierra del Fuego».
Su conclusión final, cargada de realismo, refleja la complejidad del problema: «Si fuera sencillo, supongo que lo arreglarían enseguida». Mientras tanto, el hospital sigue funcionando a base de soluciones temporales y la población debe enfrentar las consecuencias de un sistema al borde del colapso.
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