La idea del proyecto surgió cuando la esposa de Lucas comenzó a notar que muchas personas estaban desechando bolsas de ropa y otros objetos útiles en su barrio.
“Ella se dio cuenta de que había mucha ropa, zapatillas y camperas en la basura, y pensó: ‘¿Por qué no crear un baúl donde la gente pueda dejar las cosas que ya no necesita y que otros pueden utilizar?’”, explicó Lucas, su marido.
Con esta premisa, el baúl que terminaron creando se ha convertido en un punto de reciclado, donde las personas pueden depositar prendas y artículos que ya no les sirven y, al mismo tiempo, llevar lo que necesiten.
Según expresó Lucas en ((La 97)) Radiofueguina, “esto tiene dos funciones: ofrecer un lugar seguro para que las personas traigan lo que no utilizan y permitir que otros lo recojan”.
La organización del baúl ha sido una tarea liderada por la esposa de Lucas, quien se encarga de clasificar los artículos. “Ella selecciona todo en casa, ordena la ropa por género y talla e incluso etiqueta los artículos para que sea más fácil para la gente encontrar lo que busca”, comentó.
Sin embargo, también hicieron un llamado a la comunidad para que mantenga el orden y respete las normas establecidas: “Pedimos que si alguien lleva una bolsa, se lleve todo lo que necesite y traiga de vuelta lo que no usará”, subrayó.
Lucas y su esposa, a pesar de estar ocupados con sus trabajos y su compromiso con la iglesia, dedican tiempo para mantener el baúl en condiciones adecuadas y asegurarse de que esté siempre limpio y ordenado. Esto refleja un claro compromiso con su comunidad y un deseo de mejorar las condiciones de vida en su entorno.
La buena recepción del baúl ha motivado a Lucas y su esposa a expandir la iniciativa, planeando la instalación de más baúles en diferentes sectores de la ciudad.
“En casa tenemos cuatro baúles más listos; solo faltan algunos toques de pintura y barniz. La idea es distribuirlos por el barrio para que más personas se sumen”, dijo Lucas.
Actualmente, el baúl principal se encuentra ubicado en Cambaceres 422, entre Cambaceres 442 y 402, pero ya tienen en mente nuevos lugares, como en la calle Ana Don y en Aeroposta.
“Hemos visto una gran repercusión y la gente se empieza a animar a dejar y llevar cosas”, expresó con entusiasmo.
La iniciativa no solo se limita a recolectar y compartir bienes, sino que también promueve un sentido de comunidad y solidaridad entre los vecinos de Tierra del Fuego.
Lucas concluyó su intervención haciendo un llamado a la ciudadanía: “Estamos abiertos a que la gente se sume y colabore con esta buena causa. Entre todos podemos hacer que esto crezca y llegue a más personas que lo necesiten”.
Comentarios