El reconocido empresario Emilio Sáez, titular de la emblemática panadería La Unión de Tolhuin, presentó un innovador emprendimiento que combina producción sustentable con experiencias turísticas. En un entorno natural, Sáez busca posicionar a su proyecto de gallinas ponedoras como un referente en la producción de huevos orgánicos en Tierra del Fuego.
Con más de 200 gallinas, Sáez explicó que este nuevo desafío no solo se enfoca en la calidad de los productos, sino también en compartir una experiencia singular con quienes visiten el lugar. “Se juntan varias cosas, pero algo se resume en agroturismo. Es la idea de invitar a la gente que nos visita a la isla, más allá de muchos amigos de acá también, a un lugar donde tenemos más de 200 gallinas que todavía no ponen huevos, pero son ponedoras”, expresó.
El proyecto incluye visitas guiadas al gallinero y la posibilidad de degustar los huevos producidos allí, acompañados de una vista privilegiada al lago y un ambiente de tranquilidad. “Vamos a invitar a la gente, entre comillas, a comer huevos orgánicos. Un poco es visitar el gallinero, que está muy bien hecho, y conocer el predio del gallinero y después terminar en este lugar humilde, lindo, con una hermosa vista al lago y poder charlar y comer esos huevos que la gallina ha puesto”, añadió Sáez.
El concepto de este emprendimiento agroturístico va más allá de la producción. Sáez lo define como una forma de conectar con la naturaleza y promover una vida más simple, alejada de las distracciones tecnológicas. “Ahí se genera una charla y hablamos de todo, de la vida, sobre todo, de los hijos, de la panadería, de lo que quieran. Pero sin televisión ni nada, acá estamos solitos nosotros, y es un humilde homenaje que le damos a la gente que viene de afuera, que creo que lo valoran. Y sin costo, indudablemente”, señaló.
En este escenario, las gallinas tienen un papel central. Según Sáez, la calidad de vida de estos animales es fundamental para garantizar la excelencia del producto. “Les hemos puesto música, la verdad que las reinas acá son las gallinas, no hay otra forma que ellas sean el eje de todo esto, y ellas tienen que estar bien acá, no hay estrés, no hay nada, ellas son las reinas”, destacó.
A sus 70 años, Sáez considera este proyecto como una elección de vida. “Son decisiones de vida, tengo 70 años y antes de terminar mi vida comercial al lado de un banco, prefiero dedicárselo a la naturaleza y ya largar la panadería a mis hijos y a otra gente que está, y yo ser un complemento de eso, pero no el autor, ya está”.
El desafío no se limita a los huevos. Sáez comenzó a implementar un sistema de cultivo de lechuga mediante torres hidropónicas, con el objetivo de producir alrededor de 400 plantas al mes, y planea incorporar alimentos específicos para las gallinas, como los tenebrios, para mejorar la calidad de los huevos. “Lo orgánico es lo que viene, el camino”, afirmó.
El componente educativo también es parte de la propuesta. Sáez mencionó que varias escuelas han mostrado interés en visitar el gallinero para que los estudiantes aprendan sobre el ciclo de vida de las gallinas y la importancia de una producción sostenible.
Aunque la producción de huevos alcanzará aproximadamente 200 unidades diarias, Sáez aclaró que inicialmente se destinarán a cubrir algunas necesidades de la panadería. Sin embargo, no descarta comercializarlos en un futuro, siempre y cuando cumplan con los estándares de calidad que se propone alcanzar. “Si logro hacer el mejor huevo, después veremos a ver si por ahí los vendo también, no sé. Pero tienen que ser los mejores, si no, no sirve”, subrayó.
Con este emprendimiento, Emilio busca cerrar su trayectoria empresarial con una conexión más profunda con la naturaleza y un legado que inspire a futuras generaciones. “Despedirme del mundo, de esta vida, es muy lindo aquí, es muy confortable para mí”, concluyó.
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