El sitio especializado Ecoticias dio cuenta en su edición de enero del hallazgo de una mina de hidrógeno subterráneo con 6,2 billones de toneladas en Tierra del Fuego coloca a la provincia en el centro de las expectativas energéticas mundiales.
El descubrimiento, adjudicado a los geólogos Ellis y Sarah Gelmand del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), supera ampliamente las reservas globales de gas natural, situando a la provincia como un punto estratégico en la transición hacia una energía más limpia y sostenible.
Ecoticias hace alusión a un informe de Wood Mackenzie, según el cual el hidrógeno, en sus distintas formas, se perfila como una de las soluciones más prometedoras frente a la crisis climática. Aunque el hidrógeno verde es la opción preferida en términos de sostenibilidad, el hidrógeno azul emerge como una alternativa viable y eficiente, especialmente en el corto plazo, al permitir la captura y almacenamiento de dióxido de carbono durante su producción. En este sentido, Tierra del Fuego ha tomado la delantera, no solo por la magnitud de sus recursos, sino también por su enfoque estratégico.
La provincia aprobó recientemente el “Plan Estratégico Provincial para el Desarrollo de Hidrógeno Azul”, un esquema que busca maximizar el aprovechamiento de sus vastas reservas de gas natural para producir hidrógeno azul. El plan incluye incentivos gubernamentales, la incorporación de tecnologías avanzadas y la colaboración con compañías como TotalEnergies, que ya lidera varias iniciativas en la región. La combinación de estos factores posiciona a Tierra del Fuego como epicentro de la transición energética en Argentina.
El impacto de este descubrimiento trasciende lo ambiental. La producción de hidrógeno azul en la provincia no solo contribuye a la reducción de emisiones de CO₂, sino que también impulsa el desarrollo económico y genera empleo en una región históricamente dependiente de la explotación de gas y petróleo.
La industria del hidrógeno se presenta como una oportunidad para diversificar la economía local, atrayendo inversiones y fortaleciendo la infraestructura energética.
El escenario internacional también respalda el crecimiento del mercado del hidrógeno. En 2025, se esperan hitos significativos en la industria, con un auge del hidrógeno y el amoníaco de bajas emisiones de carbono. Estados Unidos, por ejemplo, consolidará su posición como líder en la producción de hidrógeno azul, alcanzando más de 1,5 millones de toneladas anuales.
En paralelo, fabricantes chinos de electrolizadores competirán con ventaja en mercados fuera de Europa y América del Norte, gracias a costos competitivos y menores tiempos de entrega.
Este contexto global abre una ventana de oportunidades para Tierra del Fuego. La provincia no solo tiene el potencial de convertirse en un referente internacional en hidrógeno azul, sino que también puede posicionarse como un actor clave en los mercados emergentes. La magnitud de sus reservas subterráneas y su infraestructura en desarrollo la convierten en una región privilegiada para atraer inversiones y cerrar la brecha entre producción y demanda.
En palabras de Wood Mackenzie, “el mercado del hidrógeno está marcado por peculiaridades regulatorias, presiones de costos y la necesidad de asegurar acuerdos de compra, pero ofrece grandes oportunidades en mercados emergentes y en el aprovechamiento de incentivos gubernamentales”. Tierra del Fuego encarna esta visión, liderando una revolución energética que promete no solo beneficios locales, sino también un impacto global.
Mientras tanto, la innovación en el sector sigue avanzando a pasos agigantados. España, por ejemplo, experimenta con el uso del hidrógeno en el Tesla Hyperloop, un proyecto que aspira a alcanzar velocidades de 6000 km/h, revolucionando el transporte mundial. Estos avances demuestran que el hidrógeno no solo es una fuente de energía, sino una herramienta clave para el progreso tecnológico y ambiental.
El descubrimiento en Tierra del Fuego marca el inicio de una nueva era para Argentina y el mundo, colocando a la provincia en el mapa global de la transición energética. El hidrógeno azul, con su capacidad para reducir emisiones y fomentar el desarrollo económico, se perfila como el combustible del futuro.
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