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Textiles en extinción

La AOT representa sólo a 200 trabajadores

El secretario Adjunto de la Asociación Obrera Textil aseguró que la industria textil se encuentra al borde de la extinción. De 1.100 familias del sector hace 3 años atrás, hoy solo representan a 200 afiliados.

La industria textil, históricamente una de las actividades productivas clave en Tierra del Fuego, enfrenta una crisis sin precedentes que amenaza con su desaparición. Según Diego Abrego, secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), el sector ha sufrido una reducción drástica en su fuerza laboral, pasando de 1.100 familias vinculadas hace apenas tres años a tan solo 200 trabajadores afiliados en la actualidad.

“Quedamos desmantelados, desintegrados totalmente”, expresó Abrego en ((La 97)) Radio Fuegiuna, describiendo el panorama sombrío que enfrentan las fábricas textiles en la provincia. Entre las empresas representadas por la AOT, como Australtex, Cordonsed, Hilandería Fueguina y Fabrisur, la situación es crítica. “Fabrisur va a cerrar sus puertas, ya se anticipó. Es una difícil situación para el sector textil”, agregó, por si fuera poco.

La magnitud del impacto no solo se mide en números, sino en las historias de vida que quedan a la deriva. Abrego destacó que muchos de los trabajadores han dedicado décadas a esta industria y ahora se encuentran sin herramientas para reinsertarse en otros sectores del mercado laboral. “Como trabajadores textiles hemos brindado servicio a la empresa durante 20 años, y esos 20 años sinceramente, si un compañero no aprendió alguna otra cosa para hacer, se encuentra en una situación complicada”, explicó.

Además, subrayó que mientras los jóvenes de entre 25 y 30 años tienen mayores probabilidades de encontrar empleo, quienes superan los 40 o 45 años enfrentan enormes dificultades.

La realidad de las familias afectadas se traduce en ajustes económicos severos y en la necesidad de buscar trabajos informales o temporales, muchas veces con salarios muy inferiores a los obtenidos en las fábricas textiles. “Así y todo hay que sobrevivir porque hay que seguir dándole de comer a la familia, si bien no es el mismo sueldo que se gana en una fábrica, pero lamentablemente hay que ajustarse”, señaló Abrego.

En un intento por mitigar el impacto social y económico de esta crisis, la AOT ha gestionado reuniones con autoridades provinciales, como la ministra de Trabajo y Empleo, Sonia Castiglione y de Producción y Ambiente, Karina Fernández, para explorar alternativas de capacitación y reconversión laboral.

Sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes para contrarrestar la magnitud del problema. “Algunos cursos como electricidad, gas… Es demasiado los puestos de trabajo que se perdieron”, lamentó el dirigente sindical.

La situación se agrava por las decisiones de las empresas textiles de aplicar el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo para justificar indemnizaciones reducidas, argumentando crisis económica. Esto ha llevado a muchos trabajadores a aceptar pagos incompletos, mientras otros han optado por iniciar acciones legales para reclamar una indemnización plena, amparados por la ley. “Han tomado una decisión también de ir a la parte judicial, a pelear lo que les corresponde por los 20 o 25 años trabajados, una indemnización digna y completa”, explicó Abrego.

El abogado Rubio, conocido por haber ganado un juicio contra Yámanas, representa actualmente a los trabajadores textiles en esta lucha legal que algunos han decidido afrontar.

Sin embargo, el proceso judicial, además de ser largo, coloca a las familias en una situación de vulnerabilidad económica, forzándolas a evaluar entre aceptar indemnizaciones reducidas o esperar por una resolución favorable en los tribunales. “El sometimiento es en la espera, en la evaluación que hace cada uno personalmente, porque no todos tienen la misma entrada, el mismo dinero”, reflexionó finalmente Diego Abrego.

El panorama para el sector textil en Tierra del Fuego refleja una combinación de factores económicos, sociales y laborales que demandan una atención urgente. La pérdida de puestos de trabajo no solo impacta a las familias directamente involucradas, sino que también erosiona el tejido productivo y social de la provincia.

Ante este desafío, las soluciones parecen lejanas, dejando a cientos de trabajadores y sus familias en una incertidumbre cada vez más profunda.

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