La aparición en Tierra del Fuego de la arañuela roja en la primavera trae consigo una serie de particularidades y recomendaciones técnicas que ayudan a comprender cómo esta plaga se propaga y qué medidas preventivas pueden aplicarse para su control. Alejandra Borgato, licenciada en Higiene y Seguridad y directora técnica en la empresa S&H Borgato de control de plagas, por ((La 97)) Radio Fueguina ofreció una visión completa sobre este fenómeno, explicando las condiciones que favorecen el desarrollo de estas «plagas primaverales» y cómo pueden ser combatidas de manera efectiva y segura.
Según Borgato, la arañuela roja, cuyo nombre científico es Tetranychidae, es una plaga recurrente en esta época del año y se caracteriza por su tamaño diminuto: apenas alcanza los 0,5 milímetros. “Son arañitas muy chiquititas… se generan en los pastizales, las florcitas amarillas, se alimentan de los jugos de las plantas”, describió.
En particular, esta especie prolifera en áreas donde el pasto y las plantas crecen sin un mantenimiento adecuado, ya que estos entornos brindan un hábitat propicio para su desarrollo.
Una de las particularidades de la arañuela roja es su medio de transporte. A diferencia de otras plagas que se desplazan por contacto directo, estas diminutas arañas suelen ser “arrastradas por el viento”, según explicó.
Al ser livianas y pequeñas, pueden viajar fácilmente a través de las corrientes de aire, llegando así a áreas urbanas donde tienden a acumularse en superficies como puertas y ventanas.
“En este momento que empiezan a crecer los pastos, la gente que no cuida los jardines y los pastos, empiezan a crecer esas arañitas y el viento las pega en los vidrios y en las puertas”, agregó la especialista. Como resultado, estas superficies a menudo quedan marcadas con una sustancia roja gelatinosa, evidencia del gran número de arañuelas que pueden llegar a acumularse.
Para controlar esta plaga, Borgato recomendó una serie de medidas de fumigación tanto en exteriores como en interiores. Este proceso, subrayó, debe realizarse con especial cuidado, especialmente en los hogares. “Se puede hacer fumigación exterior e interior. Siempre se pide que el pasto esté bien cortado para fumigar un poco el jardín, alrededor de las casas, en todo lo que sea rejillas: del baño, de la cocina, del lavadero, en las piletas”, aconsejó.
La poda de los jardines es esencial para evitar que las arañuelas encuentren un entorno favorable para su reproducción y expansión, especialmente en áreas residenciales.
Borgato destacó, además, que el proceso de fumigación debe llevarse a cabo utilizando equipos de protección adecuados, tanto para los operarios como para los habitantes del hogar. “Por supuesto, para cualquier fumigación hay que tener en cuenta que se utiliza un producto tóxico para los insectos”, advierte. Esto implica que tanto las personas que realizan la aplicación de los químicos como los residentes deben adoptar precauciones estrictas: el uso de guantes y máscaras es indispensable para quienes aplican el fumigante, y es necesario asegurar que no queden mascotas ni personas en el hogar mientras dure el proceso. “No pueden quedar animales, mascotas, hay que cerrar bien la casa por tres, cuatro horas”, indicó, subrayando la importancia de estas precauciones para evitar cualquier exposición a los químicos.
A pesar de que las arañuelas rojas suelen causar cierta alarma entre los residentes, Borgato aclaró que, en realidad, son inofensivas. “Las arañuelas no hacen nada, no pican”, afirmó, aunque reconoció que muchos habitantes sienten aprehensión frente a la presencia de insectos en sus hogares.
La experta concluyó que, a medida que las temperaturas primaverales se incrementan –“14 grados hacía hoy” dijo Alejandra Borgato en referencia al viernes-, es común observar un aumento de estas plagas, lo que representa un fenómeno recurrente y esperable en la zona.
La aparición de la arañuela roja responde a un ciclo natural de las estaciones y puede ser gestionada mediante prácticas de control de plagas que promuevan la seguridad y el cuidado del entorno.
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