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Palabra experta

Lo primordial a tener en cuenta a la hora de iniciar un juicio sucesorio

Para despejar dudas acerca del tema sucesiones, el abogado Martín Luft explicó el proceso habitual que se lleva adelante para iniciar el juicio a tal efecto, y las distintas particularidades.

El juicio sucesorio es un proceso legal que se activa tras el fallecimiento de una persona y tiene como objetivo distribuir sus bienes entre los herederos correspondientes, así como liquidar las deudas que pudieran existir. Martín Luft, abogado especializado en la materia, explicó en ((La97)) Radio Fueguina detalladamente las características de este tipo de trámites, destacando las diversas etapas y situaciones que pueden surgir a lo largo de su desarrollo.

«Una sucesión es un juicio o una acción judicial que se da cuando fallece una persona y los herederos son los continuadores de la vida civil y de las obligaciones de esa persona», señaló Luft. Este proceso abarca tanto los bienes que poseía el fallecido como sus deudas, que deben ser satisfechas a través de la masa hereditaria.

En Argentina, la realización de un juicio sucesorio es indispensable en la mayoría de los casos, aunque Luft aclaró que no siempre es necesario, dependiendo de si el fallecido tenía o no bienes registrables o cuentas bancarias a su nombre. En aquellos casos en que sí sea necesario, este proceso permite no solo la distribución de bienes entre los herederos, sino también la posibilidad para los acreedores de exigir el pago de las deudas pendientes. «Los acreedores pueden intimar a los herederos a que inicien el sucesorio de manera tal de poder presentar su crédito y tratar de cobrarse de los bienes que provengan de esa masa hereditaria», subrayó Luft.

Una particularidad del sistema legal argentino es el concepto de «legítima», que establece un porcentaje del patrimonio del fallecido que debe ser destinado obligatoriamente a determinados herederos, principalmente los descendientes y el cónyuge. Este aspecto limita la posibilidad de desheredar a alguien o de disponer libremente de la totalidad de los bienes mediante testamento, lo que genera un marco normativo en el que la planificación sucesoria se vuelve compleja. «En Argentina no existe desheredar a alguien, porque cada uno cuenta con su parte legítima», aclara Luft. Así, aunque se puede hacer un testamento, este no puede afectar las porciones legítimas de los herederos.

Otro mecanismo habitual es la donación con usufructo vitalicio, donde el donante transfiere la propiedad de un bien a un heredero, pero conserva el derecho de uso de dicho bien durante toda su vida. Luft explicó que este tipo de donaciones tampoco pueden vulnerar la legítima, por lo que, si un heredero se ve desfavorecido en la distribución, puede reclamar judicialmente su derecho.

El proceso sucesorio se desarrolla en varias etapas, comenzando por la declaratoria, en la que se identifica a los herederos y se les notifica. «El sucesorio es un proceso que se conoce como universal, existen dos procesos que son universales en la República Argentina, la quiebra y la sucesión», explicó Luft, destacando que cualquier persona que se considere con derecho puede presentarse en el juicio, aunque será el juez quien determine si efectivamente tiene legitimidad para ello.

Una vez declarados los herederos, se procede a la etapa del inventario y avalúo, donde se identifican y valoran los bienes que forman parte de la herencia. Este es uno de los puntos donde pueden surgir disputas, ya que el valor de los bienes puede variar según diferentes criterios. «Cuando las partes están de acuerdo, le ponemos el valor fiscal, siempre, porque se paga el 1,5% del valor total como tasa de justicia», indicó Luft. Sin embargo, en situaciones de desacuerdo, las partes pueden impugnar tasaciones, lo que incrementa tanto los costos como los tiempos del proceso.

La inflación en Argentina es un factor que también incide en la valoración de los bienes, generando diferencias entre el valor fiscal y el valor de mercado. Según Luft, «es normal que el valor fiscal diste mucho del valor de mercado», lo que puede generar tensiones entre los herederos al momento de acordar la distribución de los bienes.

Otro aspecto relevante es la participación de los acreedores en el proceso. Luft destacó que los bienes del fallecido se comportan como una persona jurídica propia, lo que permite que se sigan cancelando deudas tras su fallecimiento. Un ejemplo común es el caso de trabajadores que no han cobrado su liquidación final y que pueden reclamar sus derechos, a la propia sucesión.

En resumen, el juicio sucesorio es un proceso complejo que no solo involucra la distribución de bienes, sino también la liquidación de deudas y la resolución de conflictos entre herederos y acreedores. Si bien puede ser un trámite sencillo en los casos en que no haya desacuerdos ni grandes cantidades de bienes a distribuir, Martín Luft advirtió que «si las partes no están de acuerdo, hay 10 veces más demora», lo que convierte a este procedimiento en un verdadero desafío legal y burocrático en muchas situaciones.

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