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Viento y desamparo

El drama de los camioneros argentinos en el cruce de barcaza en Primera Angostura

Esperas de más de 2 días, destrato, falta de información y prohibición de llevar alimentos se suman para que el fin de semana haya sido una tortura para los choferes que intentan cruzar el Estrecho de Magallanes.

Vientos constantes de 54 kilómetros por hora de promedio y ráfagas de hasta 100 km/h han sido la tónica del clima desde hace una semana en el norte de la Isla de Tierra del Fuego, al igual que en toda la región.

Más allá de otros inconvenientes que generan esas condiciones (típicas de la zona, pero muy persistentes) el viento ha sido un impedimento grave para los vehículos que van y vienen de la región continental e intentan cruzar el Estrecho de Magallanes a bordo del ferry chileno, única vía posible.

En ese contexto, el manejo empresarial de la concesionaria del servicio, Transbordadora Austral Broom S.A. está muy lejos de compadecerse con la emergencia y mantienen el servicio con horario acotado, sin contemplar la necesidad de los viajeros que se encuentran varados a la intemperie y sin poder contar con las provisiones que se imponen.

Los cortes desde el jueves han sido intermitentes, con largas horas de interrupción y apenas una o dos de prestación del servicio, medidas que se informan por redes sociales, sin que se conozca el criterio aplicado ni respondan de modo alguno a las consultas que se les hacen por WhatsApp.

Es más, a condiciones similares del clima, algunas veces el servicio se presta y en otras no, sin que haya otra justificación aceptable. Ante la consulta periodística, del tipo que sea, la respuesta es siempre evasiva o inexistente.

Filas de hasta 8 kilómetros se han sostenido casi sin pausa todo el fin de semana y allí se encuentran varados cientos de choferes. De uno y otro lado de la costa. “Algunos han esperado desde el jueves, pero seguimos en la ruta”, se lamentó un camionero fueguino, en comunicación con radiofueguina.com

La espera consume rápidamente las pocas provisiones que la normativa chilena permite llevar a bordo, y “la ayuda que esperábamos de nuestras autoridades no aparece, nadie se comunica con nosotros”, lamentó el frustrado chofer.

A las 21 del domingo, los cruces se habían reiniciado por segunda vez en la jornada, aunque el pronóstico no era alentador. Embarcaron unos cuantos vehículos livianos hasta que a las 23 las barcazas volvieron a puerto, con cientos de camiones esperando en la ruta. El clima no había cambiado mucho. ¿Explicaciones? Ninguna. Lo cierto es que el horario de corte se cumple a rajatabla; en cambio, el reinicio es siempre incierto.

Y por si alguna mala noticia faltara, Austral Broom aumentó el precio del cruce, esta vez en dólares, incomprensiblemente. Pasó, para los camiones de 3 ejes, de 156 a 163 dólares.

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