El índice de intentos de suicidio en Tierra del Fuego sigue mostrado una tendencia creciente en los últimos cinco años, según el informe más reciente presentado por Alejandra Aguilera, médica epidemióloga y directora Provincial de Epidemiología e Información de Salud. No obstante, si bien la cifra continúa en aumento, la velocidad de dicho incremento comenzó a desacelerarse, ofreciendo un respiro en medio de una problemática compleja y persistente.
El informe, elaborado por la Dirección de Epidemiología, recoge datos de los intentos de suicidio en las tres ciudades de la provincia: Ushuaia, Río Grande y Tolhuin, y abarca el periodo 2019-2023. “Este informe es punto de partida del trabajo del sector de estadística que depende de la Dirección de Epidemiología y que se saca todos los años. Tiene importancia porque releva los datos de cinco años anteriores”, explicó Aguilera, por ((La 97)) Radio Fueguina.
De acuerdo con los registros del sistema sanitario y el Registro Civil, la incidencia de los intentos de suicidio se mantiene relativamente estable en Ushuaia, mientras que en Río Grande muestra una tendencia a la baja desde 2019.
Sin embargo, el número de casos sigue siendo considerable en ambas ciudades, oscilando entre 230 y 274 casos anuales. “En el informe se presentan las cifras absolutas en estos cinco años, que han ido manteniéndose en Ushuaia y bajando de a poco en Río Grande”, señaló Aguilera.
El impacto de la pandemia de COVID-19 también se refleja en estos datos. Durante 2020, la incidencia de intentos de suicidio disminuyó, un fenómeno que Aguilera atribuyó en parte al aislamiento social impuesto por las medidas sanitarias. “Lo que sucedió es que bajó un poquito la incidencia del intento de suicidio, más que nada por el aislamiento que había. Y después poco a poco fue subiendo, pero no subió como venía desde los años previos al 2019”, indicó.
No obstante, a partir de 2021, los casos comenzaron a aumentar nuevamente, aunque no al ritmo observado antes de la pandemia. Este comportamiento contrasta con el de otras lesiones, como las resultantes de accidentes, que han incrementado de manera constante desde 2020. Aguilera comentó que “las lesiones auto infligidas, más allá de que aumentaron, no aumentaron tanto como se veía previo a la pandemia”.
El análisis detallado del informe revela que, tanto en Ushuaia como en Río Grande, el grupo más afectado por los intentos de suicidio son los varones, en especial aquellos entre 20 y 34 años, un segmento de la población activa laboralmente. Este grupo etario es, según Aguilera, el que requiere mayor atención y medidas de contención en términos de salud mental. “Vemos que en todos los años los varones, los hombres, tienen mayor incidencia de casos. Se ha visto que puede también relacionarse con su actividad”, subrayó.
En cuanto a los métodos utilizados en los intentos de suicidio, prevalece el ahorcamiento, y más atrás las lesiones por arma de fuego. Aguilera lamentó que no se cuente con datos detallados sobre la situación socioeconómica de las personas afectadas, como el nivel de ocupación o escolaridad, información que considera relevante para un análisis más profundo de la problemática.
El informe también destaca que el número de suicidios consumados es considerablemente menor que el de intentos, con 23 casos no mortales y 4 con resultado fatal en Ushuaia durante 2023, y 41 casos no mortales y 10 fatales en Río Grande. Aguilera aclaró que “siempre Río Grande estuvo por arriba en los valores a lo que presenta Ushuaia, esto es histórico, no es que sea ahora”.
En cuanto a la respuesta institucional, la funcionaria resaltó la importancia del programa de suicidio de la provincia, que se articula estrechamente con los registros epidemiológicos. Este programa, según dijo, busca prevenir los reintentos de suicidio mediante un seguimiento estrecho de los casos detectados. “Nosotros lo que hacemos es relevar el dato, presentar la información, para que la acción asistencial la haga Salud Mental”, explicó.
A nivel nacional, desde 2022 se incorporó el intento de suicidio como una enfermedad de notificación obligatoria para los equipos de salud, una medida que la epidemióloga consideró fundamental para el desarrollo de políticas públicas efectivas en este ámbito. “Lo importante de todo esto es saber que la persona que está con una ideación suicida, se puede tratar, puede acceder al sistema de salud, se previene”, afirmó.
En resumen, aunque los intentos de suicidio en Tierra del Fuego continúan siendo un problema serio, la desaceleración en el aumento de casos podría ser un indicio de que las medidas de contención y los programas de salud mental están comenzando a tener un impacto positivo. Sin embargo, el desafío sigue siendo enorme y requiere atención prioritaria para evitar que los intentos se conviertan en tragedias irreversibles.
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