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Índice preocupante

El economista De Luca habló de la pobreza y la vinculó con la desigualdad

El especialista abordó la problemática de la pobreza luego de darse a conocer los índices del último semestre, un inédito porcentaje del 52,9% de la población argentina por debajo del límite de la pobreza, casi 25 millones de personas.

El economista Juan Pablo De Luca ofreció un análisis profundo sobre los recientes datos de pobreza revelados por el INDEC, que mostraron un incremento alarmante en los niveles de pobreza e indigencia en Argentina y, en particular, en la provincia de Tierra del Fuego.

Los datos del último semestre marcan un récord histórico, con el 52,9% de la población argentina viviendo por debajo de la línea de pobreza, lo que representa cerca de 25 millones de personas. Esta cifra refleja el deterioro socioeconómico del país y pone de relieve la creciente desigualdad entre las distintas regiones.

«Los niveles de pobreza e indigencia de la Argentina y en particular para Tierra del Fuego ayer el INDEC los confirmó: la mitad de los argentinos vivimos en la pobreza», señaló De Luca por ((La 97)) Radio Fueguina. Según los datos específicos de la provincia, un 48,6% de los fueguinos no alcanzan a cubrir la canasta básica total. Esto significa que casi la mitad de las familias no pueden satisfacer sus necesidades básicas en términos de alimentación, vestimenta, transporte, educación y salud.

De Luca destacó que este porcentaje casi duplica el nivel de pobreza registrado en el segundo semestre de 2023, cuando el índice rondaba el 26%. Este brusco aumento pone de manifiesto la gravedad de la situación social y económica que atraviesa Tierra del Fuego, en sintonía con lo que ocurre en el resto del país. «Este número es prácticamente el doble de pobres que teníamos en el segundo semestre del año 2023», afirmó el economista, remarcando la velocidad con la que se ha deteriorado el bienestar de las familias fueguinas.

El economista Juan Pablo De Luca ofreció un análisis del índice de pobreza.

Un aspecto relevante que subrayó De Luca es la desigualdad existente entre las distintas regiones del país. Mientras que la tasa general de pobreza en Argentina se sitúa en un 55%, en Tierra del Fuego la cifra es similar, con un 48%. Sin embargo, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestra un índice considerablemente más bajo, con solo un 23% de su población en situación de pobreza. Este contraste refleja las profundas disparidades económicas entre el área metropolitana y el resto del país, lo que genera tensiones y frustraciones en provincias más alejadas del centro político y económico.

«Hay muchísima desigualdad entre lo que sucede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y lo que sucede el resto del país», puntualizó De Luca, refiriéndose a la desconexión que existe entre las políticas económicas y las realidades sociales que atraviesan distintas regiones. Para el economista, la pobreza no solo se mide en términos de ingresos, sino que tiene implicancias más profundas y duraderas, especialmente cuando afecta a la infancia. Según los datos del INDEC, la pobreza infantil en Argentina alcanza a 7 de cada 10 niños, un número devastador que anticipa un futuro lleno de dificultades para gran parte de la población.

«Solo 3 de cada 10 niños o niñas de nuestro país no viven en la pobreza», señaló De Luca, haciendo hincapié en las implicancias a largo plazo de este problema. El hecho de que tantos niños crezcan en hogares con dificultades para cubrir necesidades básicas como la alimentación tiene consecuencias directas sobre su desarrollo físico y cognitivo, así como en su bienestar emocional. «Cuando hay niños que no comen para antes de ir a dormir, estas condiciones se perpetúan hacia adelante en toda su trayectoria vital y también por otras generaciones», advirtió De Luca, resaltando que la pobreza infantil no solo es un problema económico, sino también un factor de perpetuación de la desigualdad social.

El deterioro económico, a su vez, está vinculado con el aumento de la violencia intrafamiliar, un fenómeno que se agrava en contextos de vulnerabilidad. «En estas situaciones de insolvencia en términos de ingresos económicos, pega muchísimo y afecta también en la violencia intrafamiliar», añadió, describiendo cómo las tensiones económicas generan un ambiente propenso a los conflictos dentro del hogar.

Para De Luca, la actual situación de pobreza en Argentina es comparable a la crisis de 2001-2002, que dejó una marca indeleble en la sociedad. «Estos números no aparecían desde hace 20 años», sostuvo, recordando la magnitud del colapso social que significó aquel período. Sin embargo, a diferencia de aquella crisis, señaló que el contexto actual no cuenta con el mismo nivel de intervención estatal que se implementó durante la pandemia de 2020, cuando el Estado actuó como una red de contención para los sectores más vulnerables. «Si no hay cambios en la política, sobre todo del gobierno nacional, estos números continuarán lamentablemente», expresó, advirtiendo sobre la necesidad urgente de modificar el rumbo de las políticas económicas para revertir esta tendencia.

En su análisis, también se refirió a la situación particular de las familias trabajadoras, señalando que la clase media baja ha sido la más golpeada por la crisis actual. «Hay un porcentaje de la población que es la más golpeada», afirmó, haciendo alusión a aquellas familias que antes lograban cubrir sus necesidades básicas, pero que ahora recurren a endeudamientos o redes de apoyo familiares para subsistir.

Finalmente, el economista hizo una mención especial al impacto de decisiones de política económica en sectores específicos, como el textil, que han afectado directamente a muchas familias en Tierra del Fuego. «Tenemos la situación de los textiles, a través de una decisión de gobierno nacional se deja a 500 familias sin el sustento básico», concluyó su análisis Juan Pablo De Luca, poniendo en evidencia cómo la falta de una política social adecuada para proteger a los sectores más vulnerables ha exacerbado la crisis.

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