Cristian nació en San Rafael, Mendoza, y se trasladó a Tierra del Fuego a los 11 años. Desde joven, mostró un talento especial por la mecánica, que cultivó trabajando con cuatriciclos y participando en la «Vuelta a la Tierra del Fuego». «Me orienté siempre en el tema de la mecánica», señaló el joven padre, quien acumuló experiencia en concesionarios de la región.
Sin embargo, la incertidumbre lo llevó a decidirse por un cambio radical: «Se me dio la loca idea de emigrar para Europa», comenta, refiriéndose a su inicial plan de vacaciones que se transformó en un nuevo hogar.
La llegada a Portugal no estuvo exenta de desafíos. «El idioma fue complicado», admitió Cristian, quien se vio inmerso en una cultura diferente. No obstante, resalta la calidez de la gente: «Gracias a Dios, hice muchas amistades. Los portugueses son personas muy amables».
A pesar de las barreras, la adaptación fue rápida; encontró trabajo en su campo y comprobó que había mucho por explorar en el ámbito laboral. «Hay demasiado trabajo acá», apuntó, enfatizando que no solo en mecánica, sino en diversas áreas.
Su familia lo acompañó en esta nueva etapa, y su esposa e hija se unieron a él en Portugal. Al respecto, Cristian compartió su satisfacción por la educación de su hija en el sistema escolar local: «La escuela es totalmente diferente; los chicos tienen un horario más o menos de las 8 de la mañana a las 6 de la tarde». Los recursos para los estudiantes son abundantes, lo que ha permitido que su hija se integre sin problemas: «A mí no me puedo quejar; me dieron todo, desde los libros hasta la mochila».
El trabajo en Portugal ha sido gratificante para ambos. Cristian trabaja en una concesionaria en la zona industrial, mientras que su esposa también se ha insertado al mercado laboral en un café, lo que les ha permitido establecerse cómodamente en su nueva vida.
Consciente de su origen, Cristian mantiene la conexión con su tierra natal. «Prácticamente toda mi familia está allá en Río Grande», expresó, compartiendo su deseo de traer a sus amigos a Portugal, donde ya gestiona oportunidades laborales para ellos.
Actualmente se encuentra a la espera de la residencia legal, un paso vital en su documentación que le abrirá la puerta a múltiples oportunidades dentro del continente europeo. «Tener un pasaporte europeo es un gran paso para cualquiera de nosotros», concluyó, dejando entrever la ilusión y determinación que lo acompañan en este nuevo capítulo de su vida.
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