Un incidente violento tuvo lugar el pasado viernes en un boliche de Río Grande, dejando a dos jóvenes severamente lesionadas, según relató Raúl Bombares, secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de Control de Admisión y Permanencia de la República Argentina (SUTCAPRA). Lo más alarmante del caso es que uno de los agresores es un menor de edad, lo que plantea serios interrogantes sobre la seguridad y el control de acceso en estos establecimientos.
El episodio ocurrió en el boliche Maldito Ibiza, donde las dos jóvenes agredidas habrían sido golpeadas brutalmente, según relataron a través de las redes sociales. «El viernes ha transcurrido un hecho violento en Maldito Ibiza, donde el día sábado las dos señoritas que fueron agredidas se contactaron a través de las redes sociales con nosotros y nos han comentado que sufrieron una golpiza importante en el ámbito del boliche bailable», expresó Bombares en ((La 97)) Radio Fueguina.
El secretario general de SUTCAPRA manifestó su preocupación por la falta de responsabilidad por parte del dueño del boliche y señaló la importancia de que el empresario se haga cargo de los costos médicos de las jóvenes. «Nosotros nos ponemos a disposición de esta chica y a disposición de quien lo requiera, estamos con eso en la organización sindical. Buscamos que el empresario y dueño de este boliche se haga cargo por lo menos de la medicación de estas dos jóvenes, que realmente terminaron muy golpeadas», agregó.
El relato indicó que la agresión se originó dentro del boliche, pero que luego fue trasladada al exterior, donde las jóvenes recibieron los golpes más fuertes. «Nos contaron que hubo una riña dentro del boliche, son sacadas los dos grupos de personas que estaban en ese tipo de agresión y afuera se pegan y a una de las chicas le pegan aparentemente creemos nosotros con una manopla en la cabeza y a la otra con un elemento contundente, por las fotos que tenemos. De otra forma con la mano no se puede lograr semejante golpe».
La presencia de un menor de edad entre los agresores genera especial inquietud, dado que se supone que estos locales deben contar con estrictos controles para evitar su ingreso. Bombares sugirió que el uso de un documento de identidad falsificado podría haber sido la vía de ingreso del menor. «Nos comentaron las chicas también es que este estos jóvenes eran menores de edad. No sé qué pasó ahí con respecto al trabajador, con respecto a la documentación adulterada del DNI o qué pasó. Pero bueno, eran menores de edad», explicó.
El secretario de SUTCAPRA también cuestionó el cumplimiento de los protocolos de seguridad dentro del boliche, destacando que no se siguieron las normas establecidas por las autoridades locales. «Nosotros tenemos un protocolo que nos da Comercio del municipio, que es el ente que capacita al trabajador. El protocolo habla que, si hay una agresión de dos grupos dentro de un boliche, primero se debe sacar a uno y después al otro, cuando esté la presencia policial. En ese sentido, no se ha hecho el protocolo ese, trasladaron el problema desde adentro hacia afuera nada más, pero dos vecinas terminaron muy lastimadas», criticó.
El incidente pone de relieve las dificultades que enfrentan los trabajadores de seguridad de estos establecimientos para identificar a menores que intentan ingresar utilizando documentos falsificados, un problema que, según Bombares, está fuera de su capacidad de control sin el respaldo de herramientas y formación adecuada. «La presencia de menores debería estar controlada por el compañero controlador. El tema es que la falsificación del documento DNI es casi perfecta. Hoy tenemos la tecnología muy avanzada, eso hace que un trabajador que no tiene muchas horas de estudio con el tema de la documentación, como tiene la policía, no lo podemos identificar. Entendemos que el ingreso del menor ha sido por ese lado o bien por alguna amistad de algún empresario con esas personas», dijo.
Finalmente, Raúl Bombares subrayó la necesidad de acompañar a las víctimas de este tipo de episodios durante el proceso de denuncia y exigió una mayor responsabilidad por parte de los dueños de estos locales en situaciones tan graves como la ocurrida. «Lo que primero hacemos es acompañarlas, de entrada, cuando nos llamaron nos pusimos a disposición, se acercaron a nosotros, escucharlas primero creo que es fundamental. Segundo, las acompañamos a hacer la denuncia que es también algo que tiene que hacerse sí o sí, porque si no son palabras nada más», señaló.
Además, reiteró su demanda de que el boliche asuma los costos médicos de las víctimas, argumentando que «ellas pagaron la entrada para estar ahí. Se las desalojó y me parece que el trabajo lo hicieron los compañeros, pero no pueden hacer abandono de persona».
El suceso deja al descubierto una serie de fallos en la seguridad y el control de acceso en este tipo de establecimientos, así como la necesidad de reforzar las medidas preventivas para evitar que menores de edad accedan a lugares no aptos para ellos, y que, en caso de incidentes, se actúe conforme a los protocolos establecidos para proteger a todos los asistentes.
Comentarios