En medio de una profunda crisis, los trabajadores de Textil Río Grande continúan sin recibir la segunda quincena de julio, lo que ha generado una creciente preocupación entre los operarios y el sindicato. La empresa, que cerró sus puertas a principios de agosto, aún no ha cumplido con sus obligaciones salariales, mientras los empleados enfrentan un futuro incierto.
Diego Abregú, secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil (AOT), informó en ((La 97)) Radio Fueguina sobre la situación, destacando la angustia de los trabajadores ante la falta de pagos y el cierre de la fábrica. “Tuvimos una asamblea con el abogado Cristian Rubio y con la comisión Interna de Textil Río Grande, que son los delegados, junto con todos los compañeros que están realmente preocupados porque no han recibido la segunda quincena de julio”, señaló Abregú.
La empresa había adelantado en una audiencia en el Ministerio de Trabajo que dejaría de pagar los salarios y cerraría sus puertas. Según Abregú, la segunda quincena de julio debía ser abonada el cuarto día hábil de agosto, pero cuando los trabajadores se presentaron en la planta tras el fin de la suspensión laboral, se encontraron con la fábrica cerrada. “La suspensión que ya se terminaba el primero de agosto no se extendió, entonces cuando el compañero se presenta a trabajar, se encuentra con las puertas cerradas. Ahí se presenta el telegrama que corresponde”, explicó el dirigente.
Ante este panorama, los trabajadores se ven obligados a tomar una decisión crucial. “Acá hay solamente dos caminos, porque la empresa propuso un retiro voluntario y el otro es judicializar, así que estamos en vía de la decisión del compañero de qué es lo que quiere hacer”, añadió Abregú. Hasta ahora, un puñado de trabajadores ha optado por el retiro voluntario, mientras que alrededor de 50 empleados aún permanecen en la empresa, esperando alguna noticia que les dé esperanza.
La situación ha llevado al sindicato a presentar una nota al Ministerio de Trabajo, exigiendo que se obligue a Textil Río Grande a pagar los salarios adeudados. “Junto con esto, nosotros como gremio la semana pasada le presentamos una nota al Ministerio de Trabajo que se expida sobre este tema y que obligue a Textil Río Grande a pagar los salarios”, sostuvo el gremialista, quien no descarta la posibilidad de organizar un plan de lucha para presionar a la empresa y a las autoridades.
La crisis en Textil Río Grande se enmarca en un contexto de dificultades económicas que ya afectaron a otras fábricas del rubro. Según Abregú, la situación es comparable a la vivida en otras empresas, donde los cierres y la falta de indemnizaciones justas han dejado a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad. “Hoy tenemos un problema como se tuvo en su momento en Teo Grande, Yamana y en todas las fábricas que fueron cerrando, que se van, cierran sus puertas, no quieren pagar las empresas y le echan la culpa al operario del problema que ellos tienen financiero”, afirmó.
Los trabajadores de Textil Río Grande, algunos con más de 25 años de antigüedad en la empresa, enfrentan una difícil disyuntiva. La oferta de retiro voluntario presentada por la empresa ha sido vista con desconfianza por muchos, quienes consideran que la empresa busca reducir al mínimo la cantidad de operarios antes de reiniciar sus operaciones. Abregú fue contundente al respecto: “Lo que quieren hacer es quedarse con la menor cantidad de operarios, para empezar a funcionar, entonces los están acorralando y llevando a que hagan el retiro voluntario”.
Además, el sindicato denunció que las indemnizaciones ofrecidas por la empresa no son justas, ya que se calculan sobre un porcentaje reducido debido a las suspensiones laborales previas. “La indemnización que ellos están cobrando, le dice la empresa que es al 100%, pero no es al 100%, es un 60% de su indemnización”, afirmó Abregú.
La crisis en Textil Río Grande refleja un escenario de creciente precarización laboral en el sector textil, donde los trabajadores se ven obligados a asumir las pérdidas: “Ahora nosotros tenemos que participar en sus pérdidas, pero cuando la fábrica laburaba no nos hacían participar de sus ganancias”, concluyó Diego Abregú, resumiendo el sentimiento de desamparo que sienten los trabajadores.
A medida que se agotan las alternativas, los trabajadores de Textil Río Grande se preparan para lo que podría ser una prolongada lucha por sus derechos, en un contexto donde la incertidumbre y la falta de respuestas claras aumentan día a día.
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