Cada 7 de agosto, la comunidad católica en Argentina se une en una celebración en honor a San Cayetano, el santo conocido por su intercesión en la búsqueda de pan, paz y trabajo. Este año, aunque no se realizará una peregrinación en la ciudad de Río Grande, las parroquias mantendrán viva la tradición con misas y pequeñas ceremonias, reafirmando el valor de la fe en tiempos inciertos.
San Cayetano, nacido en el siglo XV, proviene de una familia noble y disfrutó de importantes privilegios en su vida, tanto personales como eclesiásticos. Sin embargo, su vocación por ayudar a los más necesitados lo llevó a renunciar a su fortuna para dedicarse al cuidado de los pobres.
En un paso más hacia su misión, fundó un hospital y una organización que asistía a los desamparados, viviendo exclusivamente de la providencia divina. “Él decía que había que confiar en la Providencia de Dios que no falla”, explicó el padre Iván Bressan de la parroquia “La Sagrada Familia” de Río Grande en una entrevista exclusiva con ((La 97)) Radio Fueguina.
“Después de la misa, se realiza una pequeña costumbre con pancitos que se reparten entre los familiares”, mencionó el padre Bressan, quien destacó la espontaneidad con la que algunos feligreses llevan a cabo pequeñas peregrinaciones hacia distintas imágenes de San Cayetano en la ciudad.
Las misas en la parroquia “La Sagrada Familia” se realizan de martes a domingo a las 19 horas, con una misa infantil a las 12 del mediodía. Bressan comparte que, aunque no tiene datos sobre otras parroquias, los domingos suelen asistir entre 500 y 600 personas a su templo “Desde que estoy aquí, el número de asistentes se mantiene. No he notado un gran aumento ni tampoco una disminución significativa”, señala.
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