sulema marita agustin
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Río Grande, 103 años

Historias apasionantes de vecinos comunes y corrientes

Río Grande tiene miles de familias sencillas, pero cuyas vivencias mucho se parecen a la épica. En ((La 97)) disfrutamos historias de vida: Agustín Cárcamo y las hermanas Sulema y Marita Lodeiro.

En 103 años de historia, la ciudad (ayer pueblo) de Río Grande –como todo pueblo patagónico-acoge a miles de familias cuyas vidas no han salido de lo sencillo, de lo cotidiano, pero que con el tiempo valoramos hoy como de heroísmo y un sacrifico difícil de imaginar con las comodidades de hoy.

Entre tantos pioneros que forjaron la ciudad pujante que es hoy, surgen los relatos de aquéllos que, aunque no están en los libros de historia, llegar a asombrar con sus relatos de vida, tiempos “de leña y hacha” como les gusta definir a los más añosos.

En “Tarde a tarde”, el programa vespertino de ((La 97)) Radio Fueguina, elegimos a vecinos comunes, iguales a todos, que con la simpleza del relato nos apasionan y nos hacen admirar a todos quienes son los verdaderos forjadores de la historia grande la ciudad, sin haber figurado nunca en las marquesinas de la prensa.

Sulema y Marita Lodeiro

sulema y marita lodeiro

Integrantes de una familia de docentes de raza, merecedoras de la admiración y el cariño de todos quienes las tuvieron como maestras, por varias generaciones. Su humildad enternece, su memoria asombra, su destreza para hacernos pegar al relato las revela como las docentes que han sido y que siguen siendo en el corazón.

Haberse criado “rompiendo con el hacha el hielo para recoger agua”, no les impide amigarse hoy con las redes sociales, con las nuevas tecnologías y hasta con el cuatriciclo en que se mueve Sulema, a los 81 que confiesa sin prejuicios y con orgullo.

Un relato para disfrutar y coleccionar.

Agustín Cárcamo

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Nacido en Punta Arenas, es el caso típico del chileno que de niño llegó a Río Grande “que tenía algo más de 2000 habitantes” y fue forjando una historia de arraigo y cariño por su nuevo hogar, en el que se fue mimetizando con los “nacidos y criados” y con los argentinos que fue llegando.

Hijo de una familia de incansables trabajadores, practicante de mil oficios, Agustín adquirió la sabiduría que da la vida y la transmite, mechando historias de su Chile natural: las comidas típicas y la historia de sus nombres. De todo un poco, en fin, para demostrar que Río Grande unió fraternalmente a dos pueblos, mucho antes que separarlos.

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