Tras la histórica victoria del Partido Laborista el jueves pasado, Keir Starmer se convirtió en el nuevo líder del Reino Unido.
Antes de ganar las elecciones, el Partido Laborista británico había anunciado que no negociarían con Argentina por la soberanía de las Islas Malvinas. Esta declaración había sido realizada por el portavoz del partido en la preparación de las elecciones del 4 de julio pasado.
David Lammy, Secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, había reafirmado esta postura en una conferencia de prensa en Londres. Ante la pregunta sobre la disposición del hipotético Gobierno Laborista de Keir Starmer a negociar con el presidente argentino Javier Milei la posesión de las Islas Malvinas, Lammy respondió un tajante «no».
El ganador en las elecciones de la semana pasada, Keir Starmer, tiene 61 años, y es un abogado que recien ingresó al Parlamento a los 50 años. A diferencia de la mayoría de los parlamentarios, llegó a la Cámara de los Comunes con el título de caballero: en 2014, la reina Isabel II le otorgó el reconocimiento por su papel como director del Ministerio Público, el fiscal penal de mayor rango en Inglaterra y Gales.
El Partido Laborista logró un amplio triunfo, obteniendo 410 escaños de los 650 que tiene la Cámara de los Comunes, frente a los 131 del gobernante Partido Conservador, con el peor resultado de su historia.
Mientras tanto, el Reino Unido designó a David Cairns como sucesor de la embajadora Kirsty Hayes en Buenos Aires, marcando el comienzo de un proceso de transición diplomática. Cairns, proveniente del sector privado energético, asumirá como embajador del Reino Unido ante Argentina en un año.
En paralelo, en Argentina surgen preocupaciones respecto a la desaparición del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas por parte del gobierno argentino, cuya restauración fue solicitada por el senador nacional por Tierra del Fuego, Pablo Blanco.
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