Desde el 4 de julio, Argentina atraviesa una ola de frío excepcional que ha generado alertas rojas en 11 de las 24 jurisdicciones del país. El fenómeno impacta de manera significativa la salud de la población y las actividades cotidianas, extendiéndose desde la Patagonia hasta el norte del país.
Las temperaturas extremas pueden tener efectos severos en la salud, incluso en personas sin enfermedades previas, provocando hipotermia y aumento de la presión arterial, entre otros problemas. La ola de frío ha forzado a muchas personas a tomar precauciones adicionales y ha llevado a las autoridades a emitir múltiples alertas para garantizar la seguridad de la población.
Análisis de los climatólogos
El climatólogo del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), José Luis Stella, explicó que «desde el 4 de julio pasado se está produciendo una ola de frío en la Argentina. Lo que llama la atención es justamente que hacía mucho tiempo que no se daba ese tipo de fenómeno de temperaturas extremas en forma tan generalizada». Sin embargo, advirtió que aún es prematuro afirmar que este invierno será el más frío de las últimas seis décadas. «El mes de junio pasado fue más cálido que lo normal. Luego, se desarrolló la ola de frío desde el 4 de julio que llegaría hasta el lunes 15. En base a ese fenómeno no se puede extrapolar el resto del invierno. Aún falta la mitad de julio, el mes de agosto y parte de septiembre».
Por su parte, Natalia Gattinoni, licenciada en ciencias de la atmósfera en el Instituto de Clima y Agua del INTA, coincide en que «sería apresurado considerar hoy que el invierno 2024 es el más frío en 60 años». Gattinoni subrayó que «los primeros 15 días de julio resultaron muy fríos, pero deberíamos esperar a por lo menos el fin de julio como para indicar la magnitud del enfriamiento de este invierno en su totalidad».
Los registros del SMN indican que los tres inviernos más fríos en los últimos 60 años ocurrieron en 1984, 2007 y 1983, con anomalías de temperatura media entre 2 y 1.4 grados por debajo de lo normal. La gran cantidad de heladas y la histórica nevada del 9 de julio de 2007 hicieron de ese invierno el segundo más frío registrado en Argentina.
El fenómeno actual ha sorprendido incluso a los expertos del SMN. «Se trata de una de las olas de frío más significativas de las últimas décadas», señaló Stella. Esta ola de frío se destaca por su extensión territorial y la persistencia de temperaturas extremadamente bajas.
Condiciones atmosféricas y consecuencias
La circulación de aire frío ha sido muy favorable para la persistencia de este fenómeno. «Fueron varios pulsos de aire polar cruzando la Patagonia, que estaba cubierta de nieve. Por lo cual, la masa de aire llegó menos modificada al centro y norte del país», explicó Stella. Además, la posición del sistema de alta presión sobre el centro del país ha contribuido a la duración e intensidad de la ola de frío.
En la ciudad de Buenos Aires, hacía 44 años que no se registraban tantos días con temperaturas por debajo del cero. «Las temperaturas tan bajas se volvieron menos probables en la ciudad de Buenos Aires por el efecto de la isla urbana de calor», agregó Stella. Este fenómeno se refiere al aumento localizado de la temperatura en áreas urbanas en comparación con las zonas rurales circundantes.
La persistencia de las temperaturas mínimas extremadamente bajas ha resultado en heladas generalizadas y el congelamiento de aguas en lagunas, arroyos y piletas en provincias donde esto no ocurre con frecuencia, como Buenos Aires, La Pampa, el sur del Litoral, Córdoba y Mendoza.
En conclusión, mientras Argentina enfrenta una ola de frío sin precedentes, los expertos advierten que aún es temprano para determinar si este invierno será el más frío en 60 años. La evolución de las temperaturas en agosto y septiembre será crucial para realizar una evaluación final.
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