Una reciente revelación ha puesto de manifiesto la alianza estratégica entre el legislador Agustín Coto, de Republicanos Unidos, y Rubén Cherñajovsky, titular de la empresa Newsan, con el objetivo de derogar la ley que prohíbe la salmonicultura en Tierra del Fuego. Esta norma, ampliamente apoyada por la sociedad fueguina y defensores del medio ambiente, constituye el paraguas legal para preservar el ecosistema del canal Beagle.
En una entrevista con «La Fábrica de Podcast», Cherñajovsky afirmó que «está trabajando» para modificar la reglamentación vigente que impide la producción de salmones en la región. “Estamos peleando para que nos dejen hacer salmón, porque creemos que se puede hacer salmón cuidando el medio ambiente, como se hace en todo el mundo”, sostuvo el empresario, subrayando su creencia en una acuicultura sostenible.
El legislador Agustín Coto, por su parte, ya había anticipado en febrero su intención de promover la derogación de la ley que prohíbe la salmonicultura. En declaraciones a través de la red social X, Coto expresó: “La ley actual es virtualmente una prohibición absoluta. Es normativa que me parece que es hija de una tensión”.
Además, agregó que esta medida permitiría “abrir la ventana a una actividad económica que sabemos que es muy redituable, que significa muchos puestos de trabajo, divisas, dólares, y que para nuestra provincia es estratégico seguir ampliando la matriz productiva”.
El lobby, contra todo argumento
Esta iniciativa, que ahora revela la convergencia de intereses entre el legislador y el empresario, ya había levantado suspicacias en diversos sectores de la comunidad fueguina. Nancy Fernández, presidenta de la Asociación Mane’kenk, manifestó en su momento su preocupación en una entrevista con Tiempo Fueguino. “Ellos imaginan que si Chile exportó salmón puede pasar lo mismo en Argentina, pero no va a pasar lo mismo, porque Chile lleva más de 25 años en salmonicultura y por una resistencia fuerte de las comunidades, ha retirado la salmonera del Canal Beagle”, afirmó Fernández, destacando que Chile está retrocediendo en esa práctica debido a la presión social y ambiental.
También recordó que la prohibición de la salmonicultura en Tierra del Fuego se basó en argumentos científicos sólidos. “Cuando se prohibió la salmonicultura fue con argumentos netamente científicos, y los legisladores lo tuvieron en cuenta, no aprobaron una ley para quedar bien con los ambientalistas”, subrayó.
Criticó además la postura de Coto y Cherñajovsky, señalando que enfrentar a organizaciones como Greenpeace, que cuentan con un fuerte respaldo de la comunidad, es una estrategia contraproducente. “En una encuesta nacional sobre el cambio climático la mayoría de las personas afirmaron que la institución más creíble son las organizaciones no gubernamentales y en segundo lugar, las escuelas”, añadió Fernández.
El debate sobre la salmonicultura en Tierra del Fuego refleja una tensión más amplia entre el desarrollo económico y la preservación del medio ambiente. Mientras Cherñajovsky argumenta que “tener tanta gente sin trabajo, tampoco es una manera de cuidar el medio ambiente”, sus críticos insisten en que la sostenibilidad ecológica no puede ser sacrificada en aras del crecimiento económico. La controversia pone en evidencia la complejidad de equilibrar estos dos objetivos, en un contexto donde la comunidad local ya ha expresado claramente su rechazo a la salmonicultura.
Con la intención de derogar la ley vigente, la alianza entre Coto y Cherñajovsky seguramente enfrentará una resistencia significativa de activistas y ciudadanos preocupados por los impactos ambientales y sociales de la salmonicultura.
Se avecina una sorda batalla dentro de la Legislatura, en la cual habrá que ver hacia dónde se inclinan los legisladores. Agustín Coto ya tomó postura.
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