Pelea sin fin: la irresuelta discusión por los feriados provinciales

Hay controversias que bien podrían solucionarse en torno de una mesa de discusión de una vez y para siempre, pero parece imponerse muchas veces una extraña vocación por extenderlas por siempre.

Una de esas discusiones sin fin es la entablada desde hace algunos años entre la Cámara de Comercio de Río Grande y el Centro de Empleados de Comercio, en relación a los feriados provinciales.

En rigor, son dos los días no laborables que se agregan cada año en Tierra del Fuego al calendario nacional. Ellos son el 25 de Noviembre, Día del Genocidio Selk’nam (establecido en 1992 por la Ley Provincial N° 29, modificada por la 1.389 en 2021) y el 1 de Junio, Día de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Impuesto por Ley Provincial 007/1992).

Ambos están mencionados en las respectivas leyes mencionadas como “feriado”, pero por alguna razón difícil de entender, para los representantes de los empleadores mercantiles son “asuetos”, sólo válidos para la administración pública, sin alcance para los privados.

La controversia no es menor: está referida a la obligación que tienen, o no, los trabajadores de prestar servicio ese día y a la cuestión económica involucrada, por canto la paga de la jornada es doble si se opta por concurrir a cumplir tareas.

Los estudios contables suelen enviar a sus empresas-clientes recomendaciones al respecto, que tampoco son coincidentes, y así se ven repartidos los comercios que cierran, los que abren atendidos por sus dueños y los que exigen a sus dependientes cumplir tareas, pero se niegan a pagar el jornal doble.

Anarquía –si las hay- que bien podría zanjar el ministerio de Trabajo si quisiera (o alguien lo llamara a intervenir) pero estamos hablando de una dependencia oficial poco afecta a meterse en problemas (aunque en 2022 ya falló en favor de la Cámara de Comercio de Ushuaia por una discusión similar) y así los trabajadores siguen en la incertidumbre de no saber a qué atenerse, tanto como sus patrones, sumidos todos en una controversia absolutamente innecesaria.

Cuál ha sido esta vez la postura de cada empleador se sabrá a fin de mes cuando lleguen las liquidaciones salariales, por lo que nada se puede juzgar aún, aunque el gremio mercantil ya alienta temores al respecto.

“Vamos a esperar a fin de mes, y vamos a hacer la presentación judicial que corresponda”, abre el paraguas Daniel Rivarola, secretario General del CEC en diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina.

Rivarola cree que la Cámara de Comercio ha generado innecesariamente una controversia sobre el tema desde el año 2021 cuando se sumó en noviembre un feriado provincial al tradicional del 1 de junio: “El feriado de la Provincia se venía respetando en forma normal, a la Cámara, le encanta ser quienes interpretan las leyes. Para ellos es así, pero no está escrito así”, cuestionó.

Respecto de la actitud que recomienda a los trabajadores, “invitamos a que respeten el feriado, se tomen el día como un descanso y lo pasen en su hogar, porque (de lo contrario) tiene que andar peregrinando para que le paguen el día”.

El dirigente sindical, denuncia que muchos empleadores apelan a presionar a sus dependientes para que cumplan tareas durante el feriado: “Pasa en algunas empresas, en otras no”, deslindó.

“El patrón se hace el malo cuando tiene que pagar, pero cuando lo necesita vendiendo a full en el mostrador lo acaricia. ¿Es una herramienta de trabajo?, no; es un colaborador el que tenés al lado, si le corresponde un feriado, por qué no dárselo”, sermoneó el líder de los trabajadores mercantiles.

Al fin, cabe preguntarse: ¿Vale la pena inventar una polémica que sólo trae más malestar entre trabajadores y patrones, cuando ya la situación del país todo es suficientemente enojosa para todos?

Más allá de lo que suceda a fin de junio con el pago de haberes y las medidas que adopte el respecto el CEC, sería bueno que dirigentes gremiales y representantes de la Cámara de Comercio que conduce (al menos en los papeles) José Luis Gigi Iglesias, se sienten a discutir en serio y definan una línea a seguir, para así terminar con la incertidumbre y los disgustos innecesarios de aquéllos a quienes dicen representar unos y otros.