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Romina Imboden, la nutricionista fueguina en la crisis del 2001

La licenciada en Nutrición, Romina Imboden, pasó por la columna radial del programa “Un Gran Día” y relató su experiencia de vida en una profesión que era prácticamente desconocida cuando comenzó a trabajar. 

Romina Imboden nació en Ushuaia y a los tres años de vida se traslado con su familia a Río Grande. Hizo salita de cuatro años en “La Calesita “Encantada”, donde terminó su educación inicial. Luego cursó la primaria en la Escuela Número 2. La secundaria la empecé en la ENET Y terminó en el CEPET.

Sobre su etapa universitaria y la elección de una carrera que para la epoca era bastante desconocida, Romina comentó que “el destino me hizo elegir una carrera como nueva en aquella época, en el 95, Licenciatura en nutrición, que aparte no teníamos toda la data que tenés ahora, que abrís un portal y ahí sale todo”.

“Nosotros cuando nos recibimos de técnicos electromecánicos apuntás a la Ingeniería, Arquitectura, pero yo no, yo pensé en Nutrición”, expuso la fueguina, y mencionó que cuando llegó luego de recibirse había solo dos nutricionistas en la ciudad.

“Eran dos colegas que creo que no son de acá, una que fue compañera y jefa mía y sé que no, y otra no sabría, así que éramos tres en el 2001 cuando llegué”, sostuvo la licenciada, que termino en cinco años la carrera que era toda una novedad en aquellos tiempos. 

“Para mí fue un desafío porque hubo como que decir para qué servimos las nutricionistas y fue todo una linda experiencia porque hubo que remar bastante para que nos conocieran -indicó Romina-. En aquellas épocas era bastante incierto pero la verdad que fue un lindo trabajo en equipo y hoy gracias a Dios somos un montón de colegas y hay mucho trabajo”.

En diálogo con Marita Romero, la especialista remarcó que en sus comienzos iba golpeando puertas, sobre todo porque “era un año difícil”. Precisó que “era diciembre de 2001, arrancamos 2002 y tampoco fue fácil, así que golpeando puertas, ofreciéndome ad honorem, yo quería trabajar, demostrar lo que yo sabía hacer, y se me abrió una puerta en ese momento en el hospital”.

“Empezamos con la parte de lo que es el servicio de nutrición del área de cocina, un lindo desafío y en ese momento empecé, que había cinco CAPS e iba a los caps a hacer consultorio un día cada uno, y ahí nos alcanzaba la semana para hacer consultorio todos los días y después volví al hospital”, mencionó Romina. 

“Fue satisfactorio porque la demanda era un montón y fue una muy buena experiencia, conocer la gente de todo lo que es Salud, porque uno estando en el Hospital conocés una parte y estando en atención primaria es otra -subrayó la nutricionista-. Si bien yo hacía consultorio porque era lo que hacía falta, en el Hospital había una sola nutricionista y después lo que hacíamos era diversificar la atención y brindar un acceso mucho más fácil en los barrios”.

 «También me pedían que de charlas en los comedores que había mucho en la época del 2002 y hacíamos talleres de cómo optimizar lo básico que uno tenía en su casa, de poder hacer lo que sea saludable, que sea nutritivo, y hacíamos bastante talleres con algún cocinero y estaba bueno», detalló Romina.

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