El pasado 1º de septiembre se difundió en las redes sociales un video de un niño de 7 años manejando un camión por las calles de Caleta Olivia, Santa Cruz, junto a dos adultos que lo incitaban. Antes de este hecho, se supo de otro caso de un niño de 8 años en otra ciudad, entre otros. Las redes sociales son usadas por los mismos adultos irresponsables para difundir, con orgullo, las habilidades de sus chicos para manejar la moto, el auto y hasta camiones que ellos les facilitan.*
Muchos adultos creen que es bueno que los niños y adolescentes se inicien en las prácticas de conducción a edades tempranas. Porque los chicos aprenden rápido. Confunden el conducir en la vía pública con una actividad deportiva, como nadar, jugar al futbol o al tenis, sin riesgos. Es un grave error.
Los niños o niñas no están maduros ni física, ni psicológicamente para conducir, aunque aprendan a mover los cambios y a maniobrar.
Conducir es una acción compleja que involucra a la persona toda para moverse en interacción e interdependencia con los demás usuarios en el espacio compartido de la vía pública, en un entorno siempre cambiante. Se requiere una madurez mental, física y social, que los niños y adolescentes no tienen consolidada, para evaluar rápidamente las situaciones del tránsito y decidir qué hacer en cada momento. (Para saber más: “Los jóvenes, vulnerables en el tránsito»).
Por ello existen las edades mínimas para conducir. Ningún adolescente debería iniciarse en la conducción de vehículos antes de esa edad, y algunos deberían hacerlo después, de acuerdo a su madurez.
No se recomienda incentivar la obtención de la primera licencia de conducir en la escuela secundaria.
Estudios internacionales han comprobado que los programas de estudios realizados en EE.UU., Suecia y Australia para enseñar a conducir en las escuelas, no produce beneficios en la reducción de colisiones. Un trabajo presentado por el I.I.H.S. (Insurance Institute for Highway Safety) de Estados Unidos mostró que la posibilidad de aprender a conducir en la escuela había estimulado la obtención temprana de la licencia de conducir entre los adolescentes, lo cual llevó a un incremento de los siniestros.
En Europa, las conclusiones son semejantes: «Todos los años, alrededor de 15000 jóvenes entre 14 y 24 años mueren en accidentes de tránsito en los estados miembros de la Unión Europea, la gran mayoría en los primeros años después de haber obtenido su primera licencia. Dice el ETSC (European Traffic Safety Council): «La evidencia científica demuestra que incluir en la enseñanza media la capacitación de conductores jóvenes no ha logrado el objetivo deseado que es el de prepararlos para insertarse en forma segura en el tránsito motorizado».
En lugar de dar cursos para poder sacar rápido la primera licencia, resulta necesaria la educación vial consciente para una movilidad segura en el sistema del tránsito, con criterios de seguridad y prevención, sin apurar la obtención de la primera licencia.
El programa de Luchemos por la Vida www.conduciendoporlavida.com es un excelente ejemplo de recursos pedagógicos que los educadores y los padres pueden usar para brindarles presencialmente a los jóvenes, aprendizajes significativos para una movilidad segura, más el aporte del excelente curso online gratuito.
No importa cuán buena sea una educación para conducir, nunca podrá brindar la madurez psicofísica para hacerlo seguro.
(Fuente: Luchemos por la Vida Asociación Civil)
Comentarios