Durante muchas décadas, el principal y prácticamente único entretenimiento para la población eran los juegos de cartas. Más allá de la actividad que se practicaba, entre las muchas modalidades existentes y de gran popularidad, era más que un mero pasatiempo. Se trataba una forma de socialización, a la vez que se desarrollaba el intelecto y el espíritu competitivo. Han ido pasando los años y la esencia de estos juegos se ha mantenido intacta, aunque sí que ha cambiado la forma en la que llegan a nosotros.
La tecnología nos ha traído técnicas que han hecho que estas posibilidades de ocio se adapten a las pantallas, a las que dedicamos muchas horas a lo largo del día. A principios del siglo XXI, el salto fue a las computadoras y, una vez consolidado, el paso más allá fueron los celulares. Y es que los aparatos de bolsillo, los favoritos por la población argentina, han sabido adaptar todos los dispositivos inteligentes, aquello que hace no tantos años atrás requería compartir un espacio y tiempo en el mismo lugar.
En este artículo pondremos el foco en cómo los juegos de cartas han conseguido realizar de una manera óptima esa transición. Hay desde los clásicos de los salones de juego, como el póker o el blackjack; hasta opciones más modernas y menos longevas, como el UNO, Magic o el Catán. Estos ejemplos comentados sirven para entender esa progresión y responden afirmativamente a unos criterios que a continuación entraremos a mencionar. Con un solo clic, desde cualquier lugar y con conexión a internet, cualquier opción es posible.
Gráficos sencillos y representativos
Si hay un aspecto característico de los naipes, sean de la tipología que sean, es que no despiertan demasiada complejidad en cuanto a sus símbolos. Normalmente, son gráficamente fáciles de representar, algo que no supone un obstáculo demasiado grande de superar en su paso a las pantallas; y cualquier tipo de jugador, si cuenta con unos conocimientos básicos, los puede asociar con un significado. Por otro lado, a los diseñadores de producto tampoco se les presentan tantas dificultades de transformarlos en virtual, a diferencia de otras prácticas.
Incluso hay juegos que, a través de las plataformas especializadas en las mesas de partidas de 52 cartas, permiten consultar los valores del poker en cualquier momento del encuentro para facilitar la comprensión al usuario si va perdido. De esta manera, aquellos no tan habituados a su funcionamiento se pueden sentir plenamente acompañados y resolver las dudas sin la necesidad de indagar demasiado por internet. Tienen al alcance de la mano, y siempre que lo necesiten y así lo consideren, una guía básica.
La interactividad: un campo a la innovación
Uno de los aspectos más característicos de las actividades de cartas en los celulares, así como también en todos los otros dispositivos, además de su buena adaptación gráfica, es el hecho de proponer una experiencia interactiva. Uno de los elementos indisociables a esta práctica en el pasado era la socialización que invocaban, y está también se ha trasladado a los aparatos de hoy en día. Es posible conectar con los distintos compañeros de mesa de formas diferentes mediante el vídeo, chat o audio. Todo ello, en tiempo real y sin demoras.
Esto ha llevado a que la experiencia, si bien se ha visto modificada de forma radical respecto a la de varias décadas atrás, consiga mantener en cierto punto esa esencia que la hizo tan popular. Las partidas pueden ser igual de apasionantes a través de la pantalla que en un salón de juegos físico. Es más, la forma de consumo que prolifera actualmente, al ser más cómoda, consigue despertar el interés de una nómina más alta de personas. Y es que la facilidad y la sencillez son dos puntos muy bien valorados en la red.
Para terminar, no podemos obviar que en el mundo virtual todo está en constante avance y esta opción que conocemos en la actualidad se verá modificada en los próximos años introduciendo nuevas tecnologías y formas de experimentar. Algunas, como Magic, ya están testando la realidad aumentada, muy usada a través de los teléfonos inteligentes para combinar realidad y ficción; pero tampoco podemos descartar las partidas de cartas usando realidad virtual en un metaverso o recreando las mesas en tres dimensiones.
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