El secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas de la Cancillería, Guillermo Carmona, rechazó rotundamente la postura del partido libertario La Libertad Avanza (LLA) que propone la autodeterminación de los habitantes del archipiélago en disputa con Gran Bretaña, y consideró que son ideas «desmalvinizadoras» que «violan la Constitución y el derecho internacional».
De esta manera Carmona -quien reiteró que las Malvinas son «territorio nacional argentino»- se refirió a declaraciones de la economista y candidata a diputada nacional de LLA Diana Mondino, del partido del postulante presidencial Javier Milei, quien la designaría canciller en caso de ganar las elecciones.
Mondino dijo en una entrevista con el diario inglés The Telegraph que los isleños de Malvinas deben decidir su propio destino: «Pueden pasar muchos años, pero no se puede imponer ninguna decisión a otras personas, ni a los argentinos ni a nadie. Ya no se pueden imponer decisiones, eso tiene que terminar».
«Milei quiere imponer los deseos de 3.000 isleños de Malvinas sobre la voluntad de más de 46 millones de argentinos. A pesar de sus desastrosas políticas sobre Malvinas, ni (los expresidentes Carlos) Menem ni (Mauricio) Macri se animaron a tanto», dijo Carmona a Télam.
Carmona replicó que esas expresiones contienen «ignorancia» y afirmó: «Mondino ignora que el régimen constitucional argentino reconoce a los habitantes de Malvinas el respeto de sus intereses y de su modo de vida, en tanto habitantes del territorio nacional argentino».
«De esta manera la Argentina da cumplimiento estricto a la resolución 2065 AGNU (Asamblea General de Naciones Unidas) y a la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional. Sus derechos civiles, sociales, económicos y culturales son garantizados por Argentina en tanto habitan nuestro territorio», sostuvo en declaraciones públicas.
Añadió que «se le reconoce plenos derechos políticos a aquellos isleños que habiendo nacido en Malvinas hayan obtenido su Documento Nacional de Identidad argentino, incluso sin que esto requiera una renuncia a la nacionalidad británica».
Carmona advirtió que «resulta inadmisible la pretendida autodeterminación que implicaría poner bajo la decisión de los isleños el carácter argentino de esos territorios. Nuestra política de Estado y la posición de la comunidad internacional es clara al respecto en contra de tal pretensión».
Mondino dijo además que «si la gente finalmente quiere hacer ciertas cosas, se harán. Ahora mismo estamos en el peor de los mundos, porque ni Gran Bretaña ni Argentina pueden hacer un uso razonable de los recursos que hay allí abajo».
«¿Cómo entendería la inflación alguien que no haya nacido ni crecido en Argentina? ¿Por qué alguien querría ser parte de una sociedad? Necesitamos convertirnos en un país normal y somos un país vacío», aseveró en otro tramo del reportaje con el diario británico, que recordó que Mondino «ha sugerido en el pasado que Argentina debería adoptar un enfoque de diplomacia al estilo de Hong Kong sobre las Islas Malvinas, con una transferencia gradual de soberanía de Gran Bretaña».
En la continuidad de su réplica, en la red social X (exTwitter) Carmona sostuvo que la economista «también denota ignorancia la referencia al caso de Hong Kong. La Argentina sostuvo entre 1966 y 1982 negociaciones que involucraron la cuestión de la soberanía, de conformidad con la resolución 2065 y concordantes de la ONU».
«A pesar de los avances que en distintas instancias se produjeron, que contemplaban distintas formas de reconocimiento de la soberanía argentina, el Reino Unido rehusó concretar un acuerdo. Siempre el pretexto fue la oposición de los isleños», abundó.
Y dijo que «tras el conflicto del Atlántico Sur los gobiernos democráticos argentinos reiniciaron las gestiones para que se retomaran las negociaciones. Sin diálogo y sin negociación no hay acuerdo posible».
«El problema no se encuentra en el modelo de negociación que se propone, como pretenden Milei y Mondino -enfatizó Carmona-, sino en la permanente negativa británica a negociar sobre la cuestión de soberanía. Una clara muestra de voluntad negociadora Argentina quedó expresada el pasado 2 de marzo».
«Ese día, en el marco de la cumbre de ministros de relaciones exteriores del G20 realizada en la India, el canciller (Santiago) Cafiero propuso una nueva instancia de negociación con una agenda temática concreta con epicentro en la cuestión de la soberanía», afirmó.
Ese mes, el secretario de Asuntos Exteriores inglés, James Cleverly, había insistido con que «las Islas Malvinas son británicas», después de que el Gobierno argentino le informó que daba por terminado el acuerdo de supuesta cooperación binacional denominado «Foradori-Duncan», firmado por la administración de Macri, y resolviera reanudar las negociaciones en el marco de las resoluciones de la ONU.
«En esa agenda se contempla además el diálogo y negociación sobre medidas que hagan posible que los isleños accedan a los beneficios que la República Argentina ofrece en el marco del derecho nacional e internacional», sostuvo.
Carmona advirtió que «expresiones como las que lanzan Milei y Mondino han sido características de gobiernos desmalvinizadores. Su compromiso con la soberanía nacional es nulo y manifiesta su predisposición a violar la Constitución y el derecho internacional que asiste a la posición argentina».
La disposición transitoria primera de la Constitución Nacional afirma que «la Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino».
Con ironía, Carmona sostuvo que «mañana enviaré al despacho del diputado Milei un texto de la Constitución Nacional y el compendio de Resoluciones de la ONU sobre Malvinas. Tal vez su lectura le permita comprender las aberraciones en las que incurre junto a sus más próximos colaboradores cuando habla de Malvinas».
«Espero que su pasión ideológica por Thatcher no le impida, tras su lectura, comprender por qué las Malvinas fueron, son y serán siempre argentinas», concluyó.
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