Especialistas en oftalmología aseguraron hoy que, si bien «los controles obligatorios son los del recién nacido y en el ingreso escolar, se recomienda realizarlos también al inicio de clases» cada ciclo lectivo para asegurarse que el niño, niña o adolescente iniciará un nuevo año académico con buena salud ocular o los anteojos adecuados.
«Aunque los controles obligatorios son los del recién nacido y en el ingreso escolar, se recomienda realizar controles al inicio de clases cada año. De esta manera, nos aseguramos de que el niño esté en condiciones de salud adecuadas para su desarrollo», explicó la coordinadora del sector de Oftalmología de los Controles Escolares del Hospital Universitario Austral, Micaela Varela.
Los niños tienen un sistema visual en desarrollo y, por lo tanto, con los controles oftalmológicos periódicos se evalúan las distintas etapas madurativas.
«A medida que el niño crece se evalúan distintos aspectos como la actitud visual o el movimiento de los ojos que permiten al médico tener conocimiento de cómo se está desarrollando la visión de ese niño», refirió.
Agregó que «hay patologías como la ambliopía u ojo vago, que se producen cuando el niño no recibe el estímulo necesario para aprender a ver y es fundamental detectarlas tempranamente».
«Pueden existir otras alteraciones, como cataratas, inmadurez retinal, infecciones e incluso tumores oculares, que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Es fundamental realizar el control a tiempo con un médico especialista», remarcó Varela.
La médica también sugirió que ante cualquier alteración que noten los padres deben concurrir a la evaluación con el médico.
«Con el comienzo de la escolaridad suelen detectarse alteraciones visuales que pueden pasar desapercibidas en el hogar porque los niños no siempre manifiestan que no ven, ya sea porque siempre vieron así y lo consideran normal o porque no saben expresarlo por eso es muy importante realizar los controles anuales», dijo.
«Tenemos que estar atentos a signos que nos pueden orientar. A veces pestañean con mayor frecuencia, entrecierran los ojos para enfocar, guiñan o se refriegan más los ojos. También pueden presentar conjuntivitis a repetición, orzuelos recurrentes, cefaleas o alteraciones en el rendimiento escolar», agregó.
La especialista explicó que «cuando se sospecha que el niño no ve bien, hay que consultar con el médico especialista para diagnosticar la causa» siendo «una patología muy frecuente» la miopía, que es «cuando la imagen se forma por delante de la retina por alteraciones en la córnea, el cristalino o el largo axial del globo ocular», dificultándose «principalmente la visión de lejos».
De hecho, la Organización Mundial de la Salud observó que hay un aumento global de la miopía y que, de continuar esta tendencia, para el 2050, dos de cada tres personas serán miopes.
«Se demostró que durante el confinamiento por la pandemia, hubo una mayor progresión de la miopía en un 30 a 40%. Con el mayor uso de pantallas, asociado a la falta de tiempo al aire libre con exposición a la luz natural, se produjo un incremento en la progresión de las miopías más pronunciado que años anteriores», indicó la especialista.
No obstante, «puede haber otros vicios de refracción como la hipermetropía», -que es «cuando se forma la imagen por detrás de la retina-, o bien alteraciones provocadas por astigmatismos», aseguró.
Finalmente, Varela recomendó hábitos saludables que se pueden implementar para mantener una buena salud ocular en los más chicos.
«Es fundamental tener un buen uso de dispositivos electrónicos con no más de dos horas diarias de pantallas y fomentar actividades al aire libre con exposición a la luz solar natural asociado a una alimentación saludable para lograr un buen desarrollo visual», completó la especialista.
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