Pedro Fernández nació en Tandil, Buenos Aires, hace 42 años. Es un hombre dedicado desde siempre a la construcción. Hace 20 años, como empleado de la empresa constructora a cargo de la pavimentación de la ruta Nacional 3, llegó a Tolhuin para sumarse al tramo final de la mega obra.
A Pedro entonces le fue imposible no enamorarse de Tolhuin. Y también se enamoró de Paola, una tolhuinense nacida y criada. Con ella formó una familia, tuvo a sus hijos y se afincó en la localidad para siempre. Siguió construyendo, ya en forma independiente, y lo hizo en estas dos décadas solamente en Tolhuin, todas sus obras están allí, incluida la reconstrucción de la querida panadería La Unión.
Se acercaba el cincuentenario del pueblo, que se cumplió en 2022. Pedro y su familia sentían que era hora de devolverle al pueblo tanto que les había dado. Y así concibieron el proyecto, que imaginaron y construyeron desde cero.
“Teníamos una colección importante y se acercaba el cincuentenario del pueblo. Dos años atrás comenzamos la construcción del restaurante-museo, empezamos a traer nuestras cosas y a generar un atractivo, para acompañar los 50 años de Tolhuin”. Así sintetiza Pedro el nacimiento de Raíces Fueguinas (avenida los Ñires 512) que desde hace tres meses ya recibe a cientos de turistas y visitantes, en una oferta gastronómica que se va puliendo, y un increíble museo y exposición de antigüedades de lo más diverso y sorprendente.
Los padres de Pedro tuvieron desde siempre casa de remates en Tandil. “Ahí inicié mi amor por las antigüedades, desde aquel momento empecé a juntar algunas piecitas e interesándome sobre todo juguetería antigua”, y fue así conformando su colección, más otros elementos que compró, que ahora comparte la familia Fernández en Raíces Fueguinas.
El museo propiamente es de ingreso gratuito, y sólo se cobra lo que se consume en el atractivo restaurante, en donde en realidad se puede desayunar, almorzar, merendar y cenar, con una carta por demás amplia.
Pedro define el concepto de Raíces Fueguinas como “una muestra multicultural y heterogénea muy amplia” con la friolera de 9000 artículos distribuidos según la temática en las vitrinas. Desde música hasta juguetería, pasando por el peronismo, las Malvinas, los mundiales de fútbol, el automovilismo, las pulperías, letreros antiguos, entre otros muchos rubros.
Las mesas propiamente también son temáticas. En cada una, bajo el vidrio donde saborear un café o disfrutar de un almuerzo casero, se cuenta parte de una historia, algo significativo de la Argentina representado en cada una.
Además, la muestra se completa con objetos de colección de mayores dimensiones, dispuestos en altura en el salón como motos, bicicletas, sables, escudos y cerca de 500 carteles enlozados con marcas muy antiguas, muchas de las cuales ya no existen pero que reflejan de alguna forma el crecimiento del país.
Dos historiadores de Buenos Aires intervinieron en la concepción del proyecto y acompañan permanentemente para que el recorrido temático por los tres salones tenga una arista educativa y cultural.
Gastronómicamente hablando, el restaurante tiene capacidad para 80 cubiertos en un salón grande donde también se hacen eventos, sobre todo los fines de semana, artistas locales incluidos.
Habiendo iniciado con una carta mayormente compuesta por minutas, hoy Pedro y Paola están incursionando en comidas caseras y autóctonas, como cazuela de cordero y empanadas de cordero. “Estamos innovando por ese lado, comida casera y elaborada, porque el turismo lo pide”, señala, en diálogo con ((La 97)) Radio Fueguina.
“Es una forma de estar presente acompañando el crecimiento del pueblo. Somos agradecidos del lugar y es una forma de devolverle a la localidad muchas cosas que nos había dado, sobre todo como familia” esboza Pedro una perfecta síntesis de su nuevo emprendimiento, con un entusiasmo que contagia
En apenas tres meses de vida, el restaurante-museo ya es casi paso obligado para una visita, de domingo a miércoles de 11 a 20 y de jueves a sábado, hasta la medianoche.
Pedro, Paola y sus hijos aman vivir en Tolhuin y así lo demuestran con el Museo Raíces Fueguinas en marcha, un sueño hecho realidad. Están contentos con el crecimiento del pueblo, y nada reclaman. Pedro apenas, casi tímidamente, menciona “un poco más de difusión” para el destino, o que Ushuaia “derrame” algo del turismo de los cruceros, que los anime a continuar más allá del mirador del lago Escondido. Pero tampoco tanto. Con invertir, apostar y soñar en Tolhuin, le alcanza y sobra.
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