Mauro Gerk es piloto comercial riograndense de la empresa fueguina “2000 Aerosistema”. A bordo de un Learjet 35 de la compañía que dirige su padre, concretó la operación aérea más particular de los últimos 40 años: decoló del aeropuerto de Río Grande, aterrizó en la base militar Monte Agradable en las islas Malvinas, subió una paciente con indicación de derivación, y despegó a los 45 minutos para volar hacia el aeropuerto de la ciudad de Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego.
La empresa, el dueño, los pilotos, los empleados, son todos orgullosamente de Tierra del Fuego. Hacer viajes sanitarios en operativos de ablación de órganos por pedido del Incucai es una tarea habitual, así como vuelos privados para personajes famosos, por ejemplo, Los Palmeras o equipos de fútbol de primera.
El vuelo nocturno, breve y sin novedades de la madrugada del martes hacia las islas Malvinas, jamás lo olvidarán.
“Tanto yo como el copiloto estamos muy contentos por el honor de despegar de Río Grande, de donde somos oriundos”, dijo en ((La 97)) Radio Fueguina un aún conmovido Mauro Gerk.
Una mezcla de sensaciones embargó durante todo el operativo a piloto, copiloto, médico y enfermero designados para protagonizar un vuelo que, claro está, será histórico: “poder viajar a las Malvinas, desde el punto de vista histórico sentimos que son nuestras, es un honor haber pisado el suelo argentino de Malvinas”.
En su fuero íntimo, Gerk reconoce que “siempre nos sentimos que estuvimos en Argentina”, sobre todo por el momento de la tramitación aeroportuaria, aduana y migraciones en Río Grande, donde “tomaron en cuenta que ese suelo era Argentina”.
El llamado que dio inicio a la operación lo recibieron en el sector comercial de 2000 Aerosistema, que se encarga de gestión de vuelos y evacuaciones. Luego fue el turno del área de operaciones, propiamente, y después el grupo médico se contactó con el hospital de destino donde debían buscar al paciente.
Después de varias gestiones con Cancillería, ANAC y los entes que regulan el ingreso a Malvinas, llegó la hora de volar.
Los aproximadamente 800 km se cubrieron en una hora de vuelo con un clima “bastante marginal, cubierto, con bastante niebla y un poco de llovizna” relató Mauro. Aunque “nos hubiese gustado ir de día para poder apreciar un poco más la isla”.
El Learjet permaneció en tierra malvinense entre 45 minutos y una hora, según calculó el piloto. La tripulación bajó a tierra firme y se cumplieron todos los pasos previstos en los protocolos para una operatoria de emergencia.
“Nos encontramos con un aeropuerto que nos esperaba de manera muy amigable. Nos trataron de manera muy profesional, nos dieron una mano en todo lo que podían ayudar” describió Mauro Gerk el trato que percibió de parte del personal británico que los recibió en la base militar.
La operación se realizó sin alteraciones y de forma muy rápida. Gerk se encargó de acentuar haberse sentido “muy a gusto con la gente que nos recibió, porque nos trataron siempre con respeto y de manera muy profesional” aclaró, contrariamente a lo que algunos podrían suponer.
La comunicación la realizaron en todo momento en correcto inglés; “solo en la ambulancia había una persona que era de Punta Arenas, Chile” recordó las únicas palabras en español que escucharon en su breve estancia en el archipiélago.
El único detalle incómodo que la tripulación argentina afrontó, fue una especie de continua vigilancia de parte de una persona que los grabó en video en cada paso que daban: “supongo que debe ser un protocolo de ellos, por algunos conflictos con nosotros. Además, es un aeropuerto militar” aventuró al respecto.
Tres cuartos de hora después de aterrizar en Malvinas, la tripulación, ya con la paciente a bordo, emprendió el regreso a Ushuaia, donde las condiciones meteorológicas eran mucho mejores.
“Pisé las Malvinas y no las pude ver” se lamentó Mauro. Ni siquiera la iluminación de los sectores poblados, ya que el aeropuerto de la base militar se encuentra a una hora por tierra de Puerto Argentino.
Aunque eso no le restó emoción y orgullo de conducir una operación inédita y tan particular: “por lo menos estuve ahí, tengo el honor de contarlo”. Hacía 40 años, el último avión desde Tierra del Fuego a Malvinas voló en el contexto de la guerra de 1982.
“La experiencia fue buena, pudimos realizar todas las gestiones con nuestro equipo, tanto en la parte comercial como de operaciones, tratando de hacer todo lo más rápido posible junto al Gobierno de Tierra del Fuego y Cancillería. Me siento muy contento de haber hecho esta misión” reconoció finalmente Mauro Gerk, un reflejo de sensaciones “que no vivís todos los días”.
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