Ludueña destacó que “Tuvo que ver básicamente con un trabajo que se realizó desde la asociación civil Pharos, con apoyo de Consejo Federal de Inversiones y del Gobierno de Tierra del Fuego para explorar la posibilidad de implementar una línea de microcréditos en la provincia”.
“En eso tuvo que ver el trabajo, para eso realizamos básicamente tres cuestiones diferentes, por un lado del análisis de la matriz productiva actual de la provincia, luego un relevamiento de las instituciones de microfinanzas que existen en la Argentina y en algunas provincias, y por último y en función de esas dos líneas previas las recomendaciones para la implementación de un sistema de microcréditos en la provincia”, mencionó Ludueña.
En ese marco, indicó que “las conclusiones fueron básicamente que este tipo de líneas de microfinanzas y más específicamente con lo que tiene que ver con microcréditos tiene que servir principalmente para incentivar el desarrollo de la producción de aquellos emprendedores más pequeños e incluso de los que no están formalizados, como también una herramienta para su posterior formalización para el asociativismo”.
“Más allá de este fortalecimiento en lo productivo, tener claro que el microcrédito no es asistencia social, sino que es un tipo de crédito que justamente sirve para esto, para apalancar proyectos que ya existan con la idea de mejorar la productividad, dar más trabajo y por sobre todas las cosas poner el eje en el trabajo y la gente”, relató el referente.
“Esto no quiere decir entregar plata porque sí, sino que tiene que ver con qué proyectos tienen la sustentabilidad por la situación que está en el mercado, por la gente que los lleva a cabo y el trabajo que generan, donde la garantía pasará a una cuestión secundaria porque, de alguna manera, tienen una sustentabilidad garantizada por el rubro en el cual se enmarcan y el trabajo que generan”, concluyó Ludueña.
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