Gran parte del territorio del Reino Unido fue declarada esta semana en «estado de sequía» por el Gobierno británico y está afectado por una ola de calor que azota también a gran parte de Europa y del norte de África.
Los científicos consideraron que la multiplicación de las olas de calor y sequías es «consecuencia directa del calentamiento del planeta».
La medida inglesa, declarada por primera vez desde 2018, incluye las áreas de Londres, el valle del Támesis y partes del sur, el centro y el este de Inglaterra. El estado de sequía obliga a las compañías de agua a elaborar planes de contingencia para hacer frente a la escasez, al tiempo que se prohíbe regar, lavar coches y llenar piscinas privadas, consignó la agencia AFP.
Reino Unido vivió su mes de julio más seco jamás registrado en ciertas regiones y el primer semestre más seco desde 1976, a tal punto que la fuente del Támesis, el río que atraviesa Londres, se secó y su curso solo empieza unos ocho kilómetros más abajo.
En los parques de Londres y de gran parte del país, el verde del césped se ha convertido en un amarillo pajizo con un suelo polvoriento, y los científicos consideran que la multiplicación de las olas de calor es una consecuencia directa del calentamiento del planeta.
Sequía en España
Varios meses sin apenas lluvias y un verano de temperaturas tórridas dejan en España una imagen de tierra reseca y campos agostados, ríos de caudal escaso y algunos pantanos prácticamente vacíos, restricciones de consumo de agua y decenas de miles de hectáreas forestales quemadas.
La sequía alcanza prácticamente a todo el país, también a la llamada «España verde», en el norte, bañada por el mar Cantábrico y la más húmeda con diferencia.
La reserva hídrica española se sitúa en el 39,2% de la capacidad total de los pantanos, tras doce semanas consecutivas de descensos, aunque es aún del 50 % en la zona septentrional.
El agua embalsada era del 47,5 % en el conjunto del país en las mismas fechas de agosto de 2021, y se acercaba al 53 % de media en los cinco años últimos. Varios de esos pantanos dejan ver ahora «tesoros escondidos», antiguos pueblos, incluso restos arqueológicos de valor que antes quedaban ocultos por el agua.
Las autoridades españolas aplicaron una serie de medidas de ahorro energético que implican que las oficinas, tiendas, bares y restaurantes no podrán estar climatizadas a menos de 27°C en verano. Las luces de las vidrieras se apagarán a las diez de la noche. En invierno la calefacción en locales públicos no podrá superar los 19ºC. Además, aconsejaron a las personas vestir con ropa cómoda y fresca y a los hombres les sugirieron no utilizar corbata para ir a trabajar para estar más frescos y así utilizar lo menos posible los aires acondicionados.
El calor intenso de este verano, con temperaturas de récord superiores a los 40 grados durante muchos días de julio y agosto, y la falta de lluvia han repercutido gravemente en la producción, también por las restricciones para regar.
La vendimia se ha adelantado dos o tres semanas en algunas comarcas y habrá entre un 25 y un 30% menos de uva.
Incendios en el resto de Europa
En otros países europeos, el efecto del calor también multiplicó los incendios forestales. En República Checa, tras 20 días de lucha, los bomberos lograron extinguir este viernes un inmenso fuego en un parque nacional en la frontera con Alemania, el mayor incendio de la historia del país.
Francia continúa combatiendo las llamas y varios países europeos enviaron refuerzos para luchar contra el fuego en distintas regiones.
Los cerca de 1.100 bomberos franceses movilizados recibieron el refuerzo de 361 efectivos de Alemania, Polonia, Austria y Rumania, así como aviones cisterna de la Unión Europea (UE).
En total se incendiaron más de 40.000 hectáreas este año en Francia, según las autoridades, aunque las mediciones vía satélite señalan que 50.000 hectáreas se hicieron humo.
En Portugal, unos 1.500 bomberos tratan de atajar un incendio activo desde hace casi una semana, que ha destruido unas 10.000 hectáreas en el parque natural de la Serra da Estrela (centro).
Las llamas, que destruyeron zonas de bosques «únicas», han causado «daños irreparables», lamentó el presidente de la asociación ecologista Zero, Francisco Ferreira, al canal público RTP.
Tanto Francia como Portugal se han visto también afectados este verano por una sequía histórica que ha obligado a restringir el uso del agua.
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