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Tragedia

La historia de la joven enfermera que murió en el accidente del Learjet

Denise Torres García tenía 30 y había perdido a su novio en un siniestro vial. Quienes la conocieron destacan su compromiso: “Lo entregaba todo”.

«Te vamos a recordar así: con la sonrisa a flor de piel, con tu remera sin sponsor y con esas ganas de estar que contagiaban a cualquiera». Así despidieron sus amigas del equipo de Sunderland Futsal Femenino a la enfermera Denise Torres García (30), que murió en el accidente aéreo en Tierra del Fuego este viernes.

La tragedia del avión sanitario LearJet 35 de la empresa Flying América SA que se estrelló minutos después de despegar del aeropuerto de Río Grande, en Tierra del Fuego, y regresaba a Buenos Aires, no deja de conmocionar.

El comandante Claudio Canelo (56), el copiloto Héctor Vittore (51), el médico Diego Ciolfi (56) y Denise, la más joven del grupo, acababan de dejar a un bebé de cinco meses –junto con sus padres– para su internación domiciliaria, luego de haberse confirmado su diagnóstico de botulismo en Buenos Aires.

La joven vivía en Nuñez, tenía un hermano mayor llamado Lucas Ezequiel (32), y su familia está formada por su mamá Mónica y su papá. La tragedia la había golpeado antes: hace unos años, su novio falleció en un accidente de tránsito.

Hacía tan solo tres meses que Denise había comenzado una nueva etapa profesional en el traslado aéreo sanitario.

«Che, Denise, ¿te parece trabajar en los aviones?», le preguntó Samuel López, también enfermero egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), antes de que inicie ese trabajo. Y ella le contestó: «Está bueno lo que voy a hacer». Y arrancó su corto recorrido en el aire.

«Estaba muy pendiente de sus pacientes. Por eso, todas las madres de los pacientes que tuvo la despidieron en las redes con fotos», cuenta su amigo y colega a Clarín. Y agrega: «Los traslados aéreos sanitarios son muy complejos, sobre todo cuando son pediátricos, requiere algo especial que solo Denise lo tenía«.

Antes de trabajar en los vuelos sanitarios, fue enfermera volante de Pediatría en el Hospital Italiano durante un año y medio. Después ingresó al Sanatorio Finochietto como enfermera asistencial de la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica. Tras cuatro años renunció en mayo para emprender su nuevo empleo sin imaginar lo poco que duraría.

Comprometida, apasionada y, por sobre todo, siempre sonriente. Esas son las características que los que la quieren destacan de la «Tía», como la llamaban sus compañeras de futsal. «Una persona fantástica, alegre y sensible. Muy detallista en todo lo que hacía. Siempre con una sonrisa y una energía que admirábamos», cuenta su entrenador Fernando Ascenso.

Gran parte de su vida giraba alrededor del deporte. Hincha de Racing, «era profesora de hockey y de fútbol femenino en la UBA», dice Samuel y destaca lo comprometida que estaba con el ámbito académico. Tal es así que se había recibido en la UBA de enfermera y después siguió la licenciatura.Deportista, solidaria y comprometida, hacía tres meses que comenzó a realizar vuelos sanitarios.

Deportista, solidaria y comprometida, hacía tres meses que comenzó a realizar vuelos sanitarios.

Su paso por la universidad pública le dejó huella. Integró el Frente de Ciencias Médicas y militó en la Unión de Juventudes por el Socialismo-Partido Obrero. «Defendía la formación de los enfermeros y apoyaba los reclamos de enfermería, sobre todo por la carrera profesional en Buenos Aires», explica a este diario la ex presidenta del Centro de Estudiantes de Medicina de la UBA, Agustina Larsen.

La «Tía» era una joven con un corazón enorme y muy solidaria. La politóloga y conductora Catalina de Elía la recuerda como «un ser de luz». Fueron compañeras del apoyo escolar “Aprender Jugando” en el Barrio 31 varios años.

«Después dejó de venir al apoyo, pero siempre estuvo atenta a todo lo que necesitamos. Los chicos la adoraban. Lo entregaba todo«, dice Catalina a Clarín.

«Se fue haciendo lo que más le gustaba»

Desde este viernes, el lazo negro es la foto de perfil de Facebook de Gabriela Elisabeth Vallin (54), esposa del médico que murió en el accidente aéreo, Diego Ciolfi (56).

«Que Dios reciba a Diego en sus brazos; excelente médico, persona y vecino; mucha fortaleza; tengo el corazón partido, no puedo creerlo». Son algunas de las palabras de cariño para el médico, su viuda y sus dos hijos, Nicolás (22) y Sofía (27), abogada de la empresa Toyota.

Diego era médico de planta de la Unidad de Quemados del Hospital Garrahan desde 2012 y hacía las guardias de los lunes. «Dieguito querido, nos quedó pendiente planificar tu licencia de invierno, no llegamos. En algún momento también nos iremos y seguramente nos encontraremos para abrazarnos, con largas charlas distendidas reírnos tanto de anécdotas vividas, te llevaremos por siempre en nuestro corazón«, expresó Mabel Villasboas, jefa del servicio.

Además, Ciolfi fue sido director del Hospital Zonal de Caleta Olivia desde 2007 hasta el 2010, y trabajó muchos años en los centros de salud de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Allí vivía con Nicolás y Gabriela, ya que Sofía había dejado la casa familiar. 

También lo despidieron sus compañeros del Hospital de Quemados de la Ciudad de Buenos Aires. «Es un día muy triste para todo el equipo y la comunidad de la UTIP HQ. Lamentablemente Diego Ciolfi, Médico Terapista Pediátrico de la UTIP, nos ha dejado. Con él veníamos caminando desde noviembre del 2013 cuando fue la apertura de la Unidad. Nos fuimos conociendo, creciendo y moldeando lo que es ahora nuestra UTIP», escribieron en la página de Facebook.
El médico Diego Ciolfi (56) fue despedido con dolor y admiración por sus colegas.

El médico Diego Ciolfi (56) fue despedido con dolor y admiración por sus colegas.

Al igual que con Denise, las fotos en las redes en memoria al médico son muchas. Sus compañeros y amigos, la Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires, la Municipalidad de San Miguel, el Hospital de Quemados y el Garrahan se despiden de Diego con dolor y admiración.

Avance de la investigación

Los cuerpos de las cuatro víctimas del accidente fueron retirados este sábado por fuerzas de seguridad de la provincia y comenzaron los primeros peritajes al avión, a cargo de la Junta de Seguridad en el Transporte (JST).

Los cuerpos calcinados los retiraron de los restos del fuselaje, que estaba a 300 metros del final de la pista. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y el cuartel de Bomberos Voluntarios de Río Grande sacaron el viernes a la noche las cajas negras y las baterías del avión.

«Algunos familiares de Denise están viajando a Tierra del Fuego, excepto la mamá que está en un estado de shock«, cuenta el enfermero Samuel. 

Por el accidente se inició una causa penal ante el Juzgado Federal de Primera Instancia de Río Grande, a cargo de la jueza Mariel Borruto, con intervención del fiscal federal Marcelo Rapoport.

El avión LearJet 35 de la empresa Flying América SA completó el despegue y voló unos pocos metros antes de inclinarse y caer. El impacto se produjo luego de que una de las alas se inclinara casi en ángulo recto hacia el piso.

El vuelo había partido a las 8.45 desde el Aeropuerto de San Fernando y tras una escala en Comodoro Rivadavia, Chubut, había llegado a Tierra del Fuego. Cuando ocurrió el fatal accidente estaba por regresar a la ciudad de Buenos Aires.

Fuente: Clarín

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