El nombre con que se conoce popularmente a la catástrofe total hoy en día es estrés.
A cualquier concepto que cubra una alta gama de circunstancias vitales, como es este concepto, no le queda más remedio que ser algo complicado, pero en el fondo la idea de estrés es una idea también muy sencilla. Unifica una amplia gama de respuestas humanas en un solo concepto con el que la gente se identifica profundamente.
El estrés se produce en muchos niveles diferentes y tiene diversas causas. Todos nosotros tenemos nuestra propia versión del estrés, pero existen algunas características generales que lo definen. Puede pensarse que el estrés actúa en distintos niveles, entre los que se incluyen el nivel psicológico, el fisiológico y el social. Como podríamos esperar, todos estos niveles interactúan entre sí.
El doctor Hans Selye fue el primero en popularizar la palabra estrés en los años 50 y optó por definir el estrés como una respuesta, y acuñó además otra palabra, que es “estresante”.
Estresante para describir el estímulo o suceso que provoca la respuesta del estrés. Definió el término estresante como la respuesta no específica del organismo a cualquier demanda o presión en su terminología. Estrés constituye la respuesta total de nuestro organismo, de nuestra mente, de nuestro cuerpo, a cualquier tipo de situación que es estresante, que estamos experimentando.
No caemos presos del estrés a causa del acontecimiento estresante, sino que caemos presos del estrés por cómo percibimos y manipulamos lo que nos pasa. Todos lo sabemos por experiencia propia, a veces la cosas más pequeña puede desencadenar en nosotros un exceso de reacción emocional, completamente desproporcionada respecto del suceso que estamos viviendo, por eso es importante notar que el estrés no solamente tiene que ver con el suceso que nosotros experimentamos, sino puntualmente con la manera que tenemos de reaccionar ante ese suceso.
El estrés desde un prisma psicológico consiste en considerarlo como una transacción entre la persona y el ambiente que lo rodea. Se define estrés psicológico como una especie de relación entre la persona y el entorno valorado por esa persona, que lo considera gravoso, superior a sus recursos y peligroso para su bienestar.
Aquí, entonces, nos vamos a detener, porque sin dudas hay situaciones estudiadas, como por ejemplo la guerra, las catástrofes naturales o un accidente fatal. Sin embargo, la importancia más notable radica en la forma en que nosotros tomamos cada situación que vivimos. Si la miramos con desesperación o con desesperanza, con angustia o con fe, de eso dependerá experimentar estrés o vivirlo saludablemente.
De nuestros esquemas mentales va a depender gran parte de nuestro bienestar mental y aquí es importante valorarnos, darnos créditos, creer en nosotros mismos, estar tranquilos, mantener la calma y saber que, si algo llegó a nuestras vidas, vamos a poder superarlo, más allá de lo difícil que sea.
Comentarios