Aylén Flores trabaja como asistente quirúrgica de una reconocida dentista y, como mensaje para los jóvenes que se quedan en la isla luego de terminar la secundaria, explicó que “actualmente, hay muchas oportunidades de estudio y un abanico amplio de carreras universitarias y terciarias”.
“Soy fueguina, mis papás son salteños, así que mitad del norte y mitad de Tierra del Fuego”, señala sobre sus orígenes. En la secundaria asistió al CPET, pero no continuó inmediatamente sus estudios universitarios debido a que se dedicó a ser madre.
Luego de sus primeros tres hijos, cuando comenzaron a recorrer sus etapas escolares, Aylen se decidió a retomar sus objetivos académicos debido a que sus pequeños cada vez le demandaban menos atención.
“Empezaron la edad escolar y cada vez me demandaban menos, ellos tenían su rutina, iban al jardín, a la escuela, tenían actividades, folklore, pileta, fútbol, y como que mi vida pasaba por ellos, mi rutina, el día a día -relató la enfermera-. Así que fue el momento en el que dije que algo tengo que hacer conmigo porque estás criaturas van a crecer y yo estoy ahí paradita, y fue ahí donde decidí ponerme a estudiar enfermería, cuando tendría 27 y 28 años”.
“En ese momento no trabajaba, después sí”, comentó Aylén, y agregó que “ya cuando mis nenes estaban entrando a la escuela y los otros en el jardín, nace mi cuarta nen, así que cuando ella cumple un año, en el 2016, yo decido ponerme a estudiar”.
“Fue todo un reto volver a estudiar después de varios años, organizarme con los chicos, que fue por ahí el gran sacrificio que hice con ellos, porque fue todo una reorganización”, detalló la profesional. Remarcó que a ese contexto además le agregó una mudanza al barrio UOM en la Margen Sur, por lo cual también fue un desafío organizativo para desarrollar las cursadas y las prácticas hospitalarias.
En diálogo con Marita Romero, durante el programa radial “Un Gran Día”, Aylén subrayó el esfuerzo propio y de la familia, teniendo en cuenta que, a poco de comenzar a estudiar, se desempeñó como empleada doméstica: “Fue todo como una montaña rusa hasta que lo logré, llegué a mi segundo año, me puse a trabajar y trabajé de empleada doméstica, porque es un trabajo en el que yo podía manejar mis horarios y no tenía que cumplir como cualquier otro trabajo, que tenés 8 horas de trabajo, así que yo manejaba mis horarios libres para poder ayudar un poco a mi marido”.
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