“La epidemia de tabaquismo es un problema global para la salud pública. La evidencia científica, de manera inequívoca, establece que el consumo y la exposición al humo de tabaco causa enfermedad, discapacidad y muerte, con consecuencias devastadoras a nivel social, económico y ambiental.
A su vez, el tabaquismo golpea especialmente a los grupos sociales más vulnerables, por lo que genera un círculo vicioso de pobreza y enfermedad, y es por eso que ha sido internacionalmente reconocido como una barrera para el desarrollo sustentable.
En Argentina, la edad de inicio en esta adicción es cada vez más baja, situándose alrededor de 11 y 12 años, afectando a casi nueve millones de personas anualmente.
La constante publicidad del producto de tabaco, a la que están expuestos niños, niñas y adolescentes, tiene gran injerencia en estas cifras, ya que las acciones publicitarias incentivan la iniciación y naturalizan el consumo de estos productos. Es por eso que la industria tabacalera, cuyos intereses son irreconciliables con la salud pública, continúa desarrollando estrategias de marketing innovadoras, a través de diversos canales, para aumentar el consumo de sus productos.
Además, un tercio de la población de Argentina se encuentra expuesta Argentina al humo de tabaco ajeno. La Organización Mundial de la Salud, a través del convenio marco de control de tabaco, recomienda su completa eliminación en las áreas públicas y privadas cerradas de acceso público, para proteger a no fumadores y a fumadores. Esta medida reduce el consumo de tabaco, al tiempo de que desnaturaliza la conducta y desincentiva el inicio de niñas, niños y adolescentes. La promoción de políticas de control de tabaco con su correcta implementación y fiscalización constituye la respuesta más efectiva para proteger el derecho humano a la salud”.
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